Estimado amigo; la opinocracia del círculo rojo esta desconsolada, porque, según ellos, el uno de junio se materializó el despojo de la división de poderes mediante el sometimiento pleno del Poder Judicial, al Poder Ejecutivo, como si esperaran que ese día, sucediera algo extraordinario y fortuito que impidiera el atraco.
Y no como algo ya consumado, desde el momento en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, teniendo la oportunidad de enmendar la situación, se vio traicionada por uno de sus miembros, Alberto Pérez Dayán.
La actuación miserable del ministro traidor, impidió que se conjuntaran los ocho votos necesarios e indispensables para declarar la inconstitucionalidad de la contrarreforma judicial, con lo cual se habría desechado su validez. Como lo proponían los partidos de oposición en su Acción de Inconstitucionalidad promovida ante el alto tribunal.
De tal manera que lo demás, a partir de este momento, se volvió un mero trámite.
Y es que aquel 5 de noviembre 2024, la suerte quedó echada para la Corte como la conocemos.
Alegar o argumentar lo que se perdía y lo que venía, terminó siendo superfluo, pues López – Sheinbaum se habían salido con su capricho y su plan C se cumplía.
Sorprenderse por los resultados, no deja de ser anecdótico, como lo es el que se hayan usado acordeones para elegir las fórmulas de ministros, magistrados y jueces, pues era más que evidente lo que iba a suceder, como sucedió.
Unas elecciones maquinadas truculentamente al gusto del poder, pero que, curiosamente, requerían del aval y legitimación popular para su justificación y más aún, cuando Sheinbaum venía de un proceso eleccionario con un abrumador apoyo electoral de treinta y seis millones de votos, con los que aplastó a la coalición opositora del PAN-PRI y, por si fuera poco, con un tronante apoyo popular del 80% de aprobación, según todas las encuestas que antecedieron al proceso del 1 de junio de este año y que quería a toda costa refrendar como un triunfo personal y no de López, mediante este proceso y que le salió por la calle de la amargura.
Y es que el argumento principal de Sheinbaum para llevar a cabo la renovación del Poder Judicial, mediante este proceso electoral, es que era un mandato popular manifestado en las urnas en julio pasado y que, por lo tanto, se contaba con el apoyo de la ciudadanía o si se quiere, “del pueblo bueno”, que otorgó su voto en las elecciones presidenciales, lo cual se demostró, en junio pasado que era una auténtica mentira.
Con semejante respaldo, lo menos que esperaría Sheinbaum, era que se volcaran las masas en las casillas electorales y de forma abrumadora le dieran a López – Sheinbaum el resultado que confirmara, su aviesa decisión.
Lo que pasó este 1 de junio, fue desconcertante para Sheinbaum pues, teniendo todos los hilos de la manipulación y la propaganda, sus esfuerzos fueron en vano, de tal manera que los niveles de abstención superaron cualquier expectativa, reflejando con ello la desconexión entre el discurso oficialista y la propaganda facciosa del interés social y la ruptura del Estado de Derecho y la División de Poderes.
La abstención de casi el 90% del electorado, no fue algo circunstancial y casual, sino producto de la retórica polarizada y del engaño que este gobierno cultiva con tanto ahínco y de la cual, ya no cree la sociedad.
Luego entonces, en lugar de estar en lamentaciones estériles y grandilocuentes, los opinocratas, debieran destacar el fracaso tan enorme que se derivó de este proceso, pues al margen de la estridencia y el triunfalismo manifestado por Sheinbaum y toda su coreografía abyecta y ciega, se esconde el más grande fracaso y el fantasma de la derrota.
Y cómo no va ser así, si no hay resultados positivos en ningún rubro nacional y, por el contrario, se respira un ambiente de incertidumbre y recelo, pues de las promesas sólo han quedado, como hasta ahora, sólo jirones. Pues hasta los, otrora aliados, se quejan por incumplimiento. Ahí esta la CNTE, por ejemplo.
Resaltar los efectos perniciosos de la contrarreforma judicial, es tejer en el vacío, pues en todo caso la importancia no está en los efectos, sino en el cómo se alcanzaron.
Es en este punto, donde estriba el porqué de la reforma. El apoyo popular, que al dar muestras de agotamiento, visualiza la oportunidad de la derrota en las próximas elecciones intermedias, como consecuencia de los grandes errores, que preceden a un gobierno fatuo, arrogante, soberbio y manipulador que, en el colmo de sus delirios, se asume por mil años en el poder.
Por eso la importancia de la abstención, pues denota la falta de credibilidad en el discurso oficial. Un discurso cada día más ajeno a las necesidades sentidas de la población. Y, por si fuera poco, con un cúmulo de cadáveres acumulados en el clóset, que cada día despiden olores más fétidos y nauseabundos.
Corrupción descarada, cómo nunca se había visto. Ineptitud y nepotismo; programas sociales, que cada día se asimilan más como derechos constitucionales adquiridos, que como dádivas otorgadas por la gracia omnipotente del poder. Deuda pública agobiante y falta de inversión, que pone en riesgo cualquier programa social y de desarrollo.
El factor Trump y sus caprichos.
La narco política y el narco terrorismo y violencia galopante, que entre otros ingredientes se van incorporando a la agotada paciencia y credibilidad de la sociedad, sobre un gobierno que prometió las perlas de la virgen y que hoy por hoy, sólo demuestra que lo suyo, es echar culpas, sin asumir ninguna responsabilidad.
Gobernar con demagogia populista, mentiras y engaños tiene sus contradicciones y sus consecuencias.
¿No lo crees así, estimado amigo?
ENTRE PARÉNTESIS; y entre sus desplantes de chovinismo nacionalista intervencionista, Sheinbaum ha usado la retórica de la izquierda confrontativa, cual si fuera una agitadora, y no la representante de una nación.
Ya lo había hecho a propósito del impuesto del 5% a las remesas, de llamar a los paisanos a manifestarse y a rechazar tal gravamen y lo vuelve a hacer con motivo de las redadas de indocumentados lanzadas por Trump.
Estimular la rebelión tirando la piedra y escondiendo la mano, es un recurso muy propio de la izquierda, pero absolutamente peligroso, que evidentemente tiene consecuencias.
Meterse en la vida soberana de otra nación, como en este caso, es picarle la cresta a Trump y jugar con fuego, en momentos de la mayor debilidad para el país, pues por un lado está el tema migratorio y el narcotráfico ya denominado narco terrorismo por Trump y por el otro la revisión del TMEC y los aranceles.
Temas candentes a los que somos sumamente vulnerables, pues, en ambos casos, el sartén lo tiene por el mango el energúmeno presidente gringo, por lo tanto, asumirse de lideresa y agitadora de movimientos sociales en otro país y revoltosa de izquierda, en nada ayuda; ni a los migrantes, ni mucho menos a las negociaciones revisoras del TMEC y, por lo tanto, a la nación.
Sheinbaum está atrapada por la ideología y la retórica de la confrontación y no como Presidente de una República y ya tiene las consecuencias de sus delirios revoltosos de izquierda trasnochada.
La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristy Noem, la acusó de estar alentando las revueltas y protestas en Los Ángeles y otras ciudades de aquella nación. Pero qué necesidad. Flaco favor a los migrantes y connacionales radicados en Gringolandia, pues ahora, por si poco les faltaba para ser rechazados y anatematizados, viene la acusación o señalamiento de intervencionismo por parte de Sheinbaum.
No cabe duda de que las huestes morenas ubicadas por aquellos lares, tratan de llevar agua a su molino, dejando ver sus tentáculos manipuladores y provocando una mayor radicalización y justificación de Trump, al declarar la migración como un auténtico peligro.
¡Síganle jugando con fuego!
¿Y ahora con que cara se va presentar en Canadá, ante Trump?
Hacerle caso a los extremistas de alocado izquierdismo, la tiene en total desventaja. De ser una mujer fantástica, a ser una fanática agitadora. Así se verán en la reunión del G7 en Canadá.
¿Y existe el secretario de Relaciones Exteriores de México? Una vergüenza total, un florero más.
P.D. El atentado al aspirante a la presidencia de Colombia, Miguel Uribe, fue nota de páginas interiores o marginales en los medios nacionales. ¿Será acaso que la presidencia intervino para no dar importancia al atentado? Creo que sí, pues, Gustavo Petro, es otro dogmático y corrupto presidente de izquierda, que por lo visto se cobijan y se apapachan.
Aunque aquella nación sudamericana se vea envuelta nuevamente en la barbarie del pasado, producto de la convivencia entre la guerrilla de izquierda y el narcotráfico, la polarización y el resentimiento, la envidia y el odio social.
P.D.2. Y ya van tres semanas de los homicidios de la secretaria particular y el asesor de Brugada y cero resultados, pero eso sí, secrecía absoluta. El mejor argumento para la impunidad.