¿A quién beneficia el crimen? ¿Al candidato a presidir un partido político condenado a intentar levantarse de sus ruinas? ¿A los barones del capital que se sienten afectados por los cambios legislativos? ¿Quizá a quienes, en el gabinete presidencial, ven en su eficiencia y “colmillo” político una amenaza a sus mediocridades?
Ernesto Cordero Arroyo, candidato a presidir lo poco que ya queda del PAN –tras el desastroso paso por la Presidencia de Vicente Fox y, sobre todo, de Felipe Calderón– podría ser el principal instigador de las notas periodísticas infamatorias que, la semana anterior, provocaran que Manlio Fabio Beltrones recordara que, en otras ocasiones, cuando se ha usado abusivamente su nombre para cometer delitos, ha metido a la cárcel a los difamadores.
Y es que, seguro se enteró usted. Dos diarios, uno de León, Guanajuato, y otro de la capital nacional –con ediciones en Monterrey y Guadalajara–, publicaron en sus respectivas ediciones una misma nota en la que se involucraba al sonorense, quien actualmente coordina a la bancada de PRI en la Cámara de Diputados, de participar en el cobro de los llamados “moches” a ayuntamientos a los que se les tramitan recursos federales.
Obviamente, en tales notas se ligaba a Beltrones con el también diputado Luis Alberto Villarreal, quien por su parte coordina a los legisladores panistas en la Cámara Baja, y a quien originalmente, desde hace meses, los mismos diarios atribuyen el principal papel protagónico en este escándalo de corrupción.
El porqué Cordero estaría detrás de los ataques a Beltrones es, entonces, fácil de dilucidar. Querría potenciar el escándalo que, la verdad la verdad languidecía ya en los archivos de las redacciones.
Utilizando el nombre del ex gobernador de Sonora, habrían calculado él y su encargado de propaganda negra, el catalán Aleix Sanmartín, el aquelarre de los “moches” escalaría, volvería a las primeras planas y a él le daría material para fincar su campaña proselitista en una supuesta lucha contra la corrupción prohijada por su rival Gustavo Madero y su protegé Villarreal.
Acto fallido, en todo caso. Como prácticamente todos los que emprende Cordero, quien todo mundo sabe está implicado en el caso de corrupción mayúscula –pues afecta a la seguridad nacional– que tiene como ejes al proveedor Susumo Azano y a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Y es que, inmediatamente, Cordero y Sanmartín habrían recibido la respuesta de Beltrones: denuncia penal y cárcel, como ya la sufren otros que han utilizado su nombre para perpetrar delitos.
Peso mosca habría querido retar a un peso completo.
POLÍTICO DE RESULTADOS
Beltrones es un político de larga data y de resultados concretos.
Quizá por tal, por las buenas cuentas que invariablemente ha presentado en su ya larga carrera como coordinador parlamentario (una vez en el Senado, ya dos en la Cámara Baja) es blanco de críticas y hasta de ataques por parte de aquellos que sienten lastimados sus intereses.
Ahora mismo, no pocos empresarios del ramo ferroviario, lo mismo que aquellos cuya ambición y egoísmo serán mermadas por la nueva Ley Federal de Competencia o por las que componen la reforma financiera podrían estar en la nómina de quienes quisieran lastimar la trayectoria de Manlio Fabio.
La posibilidad del “fuego amigo” también está presente en el ataque periodístico a Beltrones. Que de su propio partido o del mismo gabinete presidencial hayan lanzado dichos misiles de tinta y papel. No dieron en el blanco, porque Beltrones –está visto– cuenta no sólo con la confianza, también con la amistad de quien, dirían las clásicos, es el primer priísta del país.
¿A quién beneficia el crimen?
Averígüelo, Vargas…
Índice Flamígero: A propósito de Manlio Fabio Beltrones, bien vale señalar que el sonorense selecciona muy bien a sus colaboradores más cercanos y que, cuando se trata de encargos que requieren inteligencia y experiencia, es todavía más cuidadoso. Por ejemplo, refieren compañeros adscritos a la fuente de San Lázaro, que esa es la razón por la que todos los asuntos que tienen que ver con manejo de la información política son pensados y manejados por el talentoso Jesús Anaya. En esta Legislatura no existe un solo asunto de Beltrones que haya sido confiado a algún Coordinador General, por ejemplo, de otra procedencia. Los que se ostentan como tales, sólo son ujieres para eventos. Quien diga lo contrario, no está bien enterado.
Entonces Beltrones no le entró?