La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El súbdito es el arenisco cimiento del falso mesías, el ciudadano su némesis
No cabe duda, que la pandemia cambió el estilo de vida del género humano, entre otras cosas, la supresión de las tertulias, que relajan la vida de todos los que las pueden celebrar.
Pero mucho más allá de los vedados días fastos, el COVID19 ha desdibujado la perspectiva electoral de los líderes populistas, esos que a últimos tiempos son llamados anti sistémicos, aunque en el fondo, sean más conservadores que la partidocracia en su conjunto.
La simultaneidad de las crisis económica y sanitaria, planteó un escenario muy complicado de escudriñar, por lo que, los mandamases que no se distinguen por su capacidad de abstracción, respondieron, como único recurso, negando el principio de realidad.
Todo se limitó, a recurrir al lugar común de la grandeza de sus naciones para salir del hoyanco y a evadir las recomendaciones de los expertos, desde el uso del cubrebocas hasta la necesidad del confinamiento, para concluir con una fallida ‘nueva normalidad’.
Hoy, esos mandarines que no hace mucho estaban orondos, por su privilegiada posición en la aceptación ciudadana, luchan por conservar los espacios que suponían garantizados.
En este contexto, Donald Trump arrancó el 2020, convencido de que estaría otro cuatrienio en la Casa Blanca, pero el coronavirus ha desnudado su incapacidad ante retos inéditos. Esperemos que su gran amigo, aunque barbilampiño, ponga las guedejas a remojar.