La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Érase una vez un ganso tan ‘contreras’ que era tropical y tenía complejo de salmón
A propósito de la renuncia de Ricardo Ahued a la Administración General de Aduanas, el presidente López Obrador señaló que en tal dependencia, la corrupción era un monstruo de mil cabezas y sin duda, le asiste toda la razón.
Por otro lado, don Andrés pretende (al no poder hacerlo por decreto), que voluntariamente ‘a huevo’, los burócratas renuncien a sus prestaciones y acepten rebajarse el salario.
Volviendo al tema de las aduanas, el propio Ahued dijo que la corrupción es muy fuerte y que era fácil entrarle a la tranza, o sea, ante la magnitud de dinero que ahí se maneja, los funcionarios pueden caer seducidos ante los ‘cañonazos’.
No se requiere ser un genio, para entender que una de las formas más eficaces para combatir la corrupción, es dar salarios decorosos que permitan al servidor público llevar un vida desahogada, no tan sólo sacar para la ‘chuleta’ y los abonos chiquitos.
Pero contrario a la más elemental lógica, el tabasqueño manda a sus colaboradores con los mínimos pertrechos a dar un batalla que, de seguro, no van a ganar: ¿quién carajos se va a enfrentar al crimen organizado para defender la causa gubernamental, si ni siquiera le pagan a la altura de los riesgos que corre?
Dirán misa, pero eso no es austeridad, es una deslealtad total para con la burocracia.