Claudia Rodríguez
Enfrascados en la estrategia y lógicas consecuencias de ordenar desde el territorio nacional la migración que viaja desde otros confines y que intenta entrar a suelo estadounidense , así como el dilucidar el método para atajar de manera definitiva la amenaza tarifaria que intenta imponer a las exportaciones mexicanas el muy polémico mandatario estadounidense Donald Trump; nos lleva a sustraernos de la realidad que se cierne frente a la clase política de lo más corrupta, la cual más que gobernar el país, lo ha salteado de la manera más ruin y soberbia, al grado que decenas de estos atracadores creen que pueden revelarse a los procedimientos legales que les hacen el llamado para presentarse. En el fondo, esta actitud es la máscara que intenta ocultar el miedo del castigo que merecen; que en nada se compara con el escarnio público insoslayable en un país golpeado por la corrupción que enriquece a unos cuantos a manos llenas.
Las fortalezas nacionales, con toda y la historia de sojuzgamiento y de vulnerar la soberanía; nos debía alcanzar para enfrentar a buleadores como Trump, sin que el frente que se atiende, descobije a los demás.
Pero la corrupción que nos ha despojado gota a gota de las riquezas nacionales, nos hace débiles ante cualquier situación desde el orden natural hasta contingencias internacionales.
Hoy Emilio Lozoya Austin, es la estampa del daño que muchos otros han hecho a México y agentes de la debilidad nacional.
Pero Lozoya, en medio de un asunto legal y ya requerido por la justicia mexicana, tiene por supuesto su agenda personal que consiste en primerísimo lugar, en defenderse y hacer lo propio por sus familiares señalados de participar activamente en delitos varios, que los llevaron a enriquecerse de una manera casi absurda.
El otrora cercanísimo del ex presidente Enrique Peña Nieto, sabe que lo inmediato es repartir la culpa y no cargarla toda él solo, así que ha aceptado por lo tanto, la estrategia mediática por ahora, de citar los nombres de Luis Videgaray Caso, Pedro Joaquín Coldwell, Idelfonso Guajardo y hasta de Peña Nieto, para tratar de demostrar, advierte su cuerpo de defensa legal, que el ex funcionario no incurrió en actos de corrupción en la compra de una planta de fertilizantes, además de que dicha operación fue autorizada por un consejo de administración en el que participaban varios secretarios de Estado de la Administración federal anterior.
La corrupción institucional, es a la vez la que no ha permitido instrumentar políticas públicas que garanticen la viabilidad de los derechos humanos, en vez de que los vulneren.
Acta Divina… Lozoya ya me dio instrucciones. Estoy preparando un documento con pruebas, pelos y señales. ¿Por qué culpar a un hombre, cuando hay un consejo de administración arriba de él, no solamente en Pemex sino en todas las filiales, afirmó Javier Coello Trejo, abogado del ex director de Pemex y señaló.
Para advertir… Por personajes como Lozoya, el dinero público para atender a la población, es desviado a los bolsillos de aquellos, sus familiares, amigos y compadres.
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