Por Aurelio Contreras Moreno
La sombra de la corrupción sigue posándose sobre uno de los proyectos insignia del gobierno de la “cuarta transformación”: la refinería de Dos Bocas que se construirá en Tabasco.
Además de la devastación ambiental y la asignación de contratos mediante licitaciones opacas a empresas señaladas por diversos actos de corrupción, hechos que han empañado desde un principio este proyecto, ahora se reveló que el funcionario que se encargará de coordinar tanto la construcción de Dos Bocas como el “rescate” de las demás plantas de su tipo en el país, está involucrado en el escándalo protagonizado por el mayor símbolo de la corrupción empresarial de los últimos diez años en Latinoamérica: Odebrecht.
En respuesta a una solicitud de acceso a la información presentada por el periódico El Universal, Petróleos Mexicanos dio a conocer que Leonardo Cornejo Serrano, en su calidad de coordinador de Proyectos de Modernización y Ampliación de Capacidad de Pemex Refinación durante la pasada administración, firmó los tres contratos que la Empresa Productiva del Estado entregó al corporativo brasileño Odebrecht, acusado de pagar desde el año de 2009 sobornos a políticos y funcionarios mexicanos por el orden de los 16 millones 595 mil dólares.
Dichos contratos fueron asignados a Odebrecht entre 2014 y 2016, durante la administración de Enrique Peña Nieto, cuyo primer director de Pemex, Emilio Lozoya, fue acusado de haber recibido sobornos durante y después de la campaña presidencial de 2012 por un presunto monto de 10 millones de dólares. En la asignación de estos tres contratos están implicados doce ex funcionarios, pero solo Cornejo Serrano aparece en todos los casos, según señala la investigación de El Universal.
A pesar de estos antecedentes, a principios de la nueva administración federal Leonardo Cornejo Serrano fue designado directamente por la secretaria de Energía, la senadora con licencia por Veracruz Rocío Nahle García, como coordinador del proyecto de construcción de la refinería de Dos Bocas, obra en la que se invertirán ocho mil millones de dólares, así como encargado en jefe de la modernización de los seis complejos petroquímicos ubicados en Minatitlán, Tula, Salamanca, Cadereyta, Salina Cruz y Ciudad Madero.
Como ya se ha señalado con anterioridad, resulta ridículo y hasta grotesco que el Gobierno Federal pretenda justificar su preferencia por las licitaciones restringidas o las asignaciones directas de obra y contratos bajo el pueril pretexto de que con ello se evitará que se les “cuelen” empresas con señalamientos de presunta corrupción. Ha quedado claro que no es así. Las cuatro empresas invitadas a Dos Bocas adolecen de lo mismo.
Pero que se haya designado en cargos de alta responsabilidad –desde donde dispondrán de multimillonarios recursos- a funcionarios implicados directamente en la asignación de contratos a una empresa que abiertamente ha reconocido haber corrompido a directivos de Pemex –y en una de ésas, hasta a un ex presidente de México- es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, y que solo demuestra que muchos de los “impolutos” representantes de la “4T” están cortados por la misma tijera de la simulación, el cinismo y la podredumbre que el resto de la clase política de este país.
Y así juran que van a “moralizar” a México.
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