La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El cambio es real, no aplicaron un ‘mejoralito’
El desabasto de medicinas, durante el sexenio de López Obrador, fue uno de los temas que más vulneró la credibilidad de la llamada 4T, el problema y el desatino para atenderlo, fue tan grande que, acabó dando pauta al mamotreto de la llamada ‘mega-farmacia’.
Así pues, el ‘segundo piso’ de la cuarta transformación, en este ítem, comienza desde los cimientos, de tal suerte que, la presidenta Sheinbaum, presentó el “Nuevo Modelo de Contratación Consolidada de Medicamentos e Insumos Médicos, para el periodo de 2025– 2026”, mismo que tendrá una inversión de 130 mil millones de pesos.
En pocas palabras, el objetivo de este nuevo modelo implica la compra, de acuerdo a lo que informó el doctor David Kershenobich, de “4 mil 454 claves de medicamentos e insumos médicos, la más grande en términos de instituciones, volumen y claves; esperando llegar a un volumen total de 4 mil 934 millones de piezas”.
En este contexto, al no ser expertos en el asunto, nos allanamos a lo que afirma el empresario Alejandro Cossío (especializado en lo relativo a los servicios subrogados en materia de salud), en el sentido de que, lo propuesto por la administración Sheinbaum, es novedoso y viable, es decir: habrá insulina y amlodipino en las farmacias del sector salud.
Cossío le entiende a eso de desfacer entuertos, tanto que, al más puro estilo de ‘La Petenera’, se embarcó a Rusia, en su momento, a comprar biológicos.
Esperemos, tenga razón, ya se verá.