FRANCISCO RODRÍGUEZ
Desde hace unos días circula por las redes un hallazgo científico que viene a ubicar en su justa dimensión muchas insolencias vertidas alrededor del síndrome del Covid-19. El robot viral, creado e incubado en los laboratorios imperiales, puso de rodillas a la población del planeta, en todas latitudes.
Trató de encubrirse por todos los medios el origen de la pandemia. Los cruces de acusaciones entre Estados Unidos y China, que han llegado a los tribunales en los que el equipo jurídico de Donald Trump se jugó el resto de reclamar indemnizaciones hasta por veinte billones de dólares, han sido una apuesta demasiado alta.
En el caso más seguro de perderla, el desquiciado anaranjado estaría echando a la basura el monto del producto interno gabacho de un año. Esa sería la puntilla a su ambición reeleccionista que impactaría a la de acá del rancho grande. Los aparatos de inteligencia china han presentado pruebas irrefutables de la mentira del gabacho.
Gracias a las autopsias efectuadas por médicos italianos se ha demostrado que el coronavirus no es una neumonía, sino produce una coagulación intravascular diseminada (trombosis) cuya forma de combatirla es con antibióticos, antinflamatorios y anticoagulantes. Dieron con el remedio y el trapito, como decían las abuelas.
Antiinflamatorios, anticoagulantes y antibióticos
Las investigaciones han demostrado el grave error del diagnóstico, pues el virus de laboratorio no mata los neumocitos, lo que provocaría la neumonía letal, sino que utiliza una tormenta inflamatoria para crear una trombosis vascular. Si los imperios lo hubieran informado a tiempo, se hubiera invertido más en terapias domiciliarias que en grandes aparatos de cuidados intensivos.
Se duplicó el número de lugares de reanimación en unidades de cuidados intensivos con costos exorbitantes, innecesariamente. La gente acudió a las UCI por trombo venenoso generalizado, siendo que el problema es cardiovascular, no respiratorio.
Ahora la terapia que se está utilizando en Italia es con antiinflamatorios, anticoagulantes y antibióticos, como en las influenzas y el número de pacientes hospitalizados se ha reducido y propiamente se está convirtiendo en una enfermedad tratable en casa.
Neumonía, la grave enfermedad mortal que produce
Con este importante hallazgo se podría volver a la vida normal y abrir los negocios cerrados por la cuarentena, no de inmediato, pero sí una vez que los protocolos sean adecuados a la nueva realidad. Según información valiosa de los patólogos italianos no se necesitan los ventiladores, ni las unidades de cuidados intensivos.
Deben repensarse las inversiones para atender adecuadamente esta enfermedad viral. El contagio es una cosa y la enfermedad producida otra, pero el manejo del contagiado cambiará por completo, opinan los expertos. El ameritado José Newman opina que pasa de ser una epidemia a una endemia.
La grave enfermedad que causa y lleva a la muerte es la pulmonar: neumonía, aduce. Con esta novedad científica, la interpretación cambia, lo grave no, porque la trombosis destruye el sistema circulatorio. Pero al estar ante un ataque al sistema circulatorio y poder manejarlo eficazmente con anticoagulantes, antiinflamatorios y antibióticos, la amenaza de muerte deja de existir con la letalidad divulgada.
El virus diseñado tiene las mismas vías de contagio, pero el descubrimiento modifica por entero el proceso y la letalidad. La comunidad científica andaba por la pista falsa. Ahora ya se conoce el modus operandi del asesino. Falta atraparlo y exhibirlo. Certera la opinión del psiquiatra mexicano.
La comunidad científica sostiene que el hallazgo es de época. Que si fuera acertado, como tal parece, requeriría actuar de otra manera y mucho más rápidamente, pues los eventos trombóticos son mucho más rápidos que los eventos neumónicos. Pero, para alivio de la opinión pública, el primer paso ha sido dado. Están en el camino correcto.
El coronavirus perderá el carácter de una peste medieval
Uno de los primeros informados, el maestro José Luis Sánchez Pizzini, puntual colaborador de esta columna, opina que por lo menos el coronavirus perderá el carácter de una peste medieval, que arrinconó y confinó el aparato económico. Ya no es pretexto válido para continuar paralizados, el mundo puede volver a girar.
En los países desarrollados este anuncio puede ser motivo del gran alborozo. Para nosotros, no tanto. Porque aunque estamos infectados de lo mismo, aquí padecemos otras epidemias que no cantan nada mal las rancheras. Tenemos que pelear denodadamente contra el coronahambre, causado por un puñado descerebrado de dirigentes que han destrozado previamente los sistemas económicos y sociales, para los cuales la cura no puede ser a base de antibióticos, anticongelantes y antiinflamatorios.
Aquí, la enfermedad que no aqueja es otra: las “mañaneras”
Enfermedades endémicas del aparato político, como ensalzar a los corruptos, loar a los delincuentes, elogiar a los ineptos, premiar ubérrimamente a los poderosos, arrodillarse ante los extraños, encubrir a los criminales, han hecho más daño al país que una peste inoculada desde el extranjero.
Muchos podrán tener acceso a esos medicamentos, de una o de otra manera. Pero la enfermedad principal que nos aqueja, ésa que presume todo mundo en el poder, estar atacando, peleándose las pasarelas para hacer los anuncios salvíficos, ésa en la que se desgarran las vestiduras presumiendo que tienen la solución, ésa tardará más tiempo entre nosotros que el infeliz virus fabricado en laboratorios.
Tendremos que atajar al populismo corrupto de derecha
Por lo pronto ya no podrá haber pretextos para ponerse a trabajar. Para que las plantas fabriles, comercios y negocios micro, medianos y pequeños se reincorporen a la producción de riqueza. Para lo que sobrarán pretextos será para enderezar todos los procesos de estrangulamiento de cadenas productivas, inversión para crear empleos y honradez en la administración de los haberes patrimoniales de la Nación.
Son asuntos que definitivamente deberán ser zanjados a boca de urnas. La oportunidad de los comicios intermedios es única por lo irrepetible.
Tendremos que atajar al populismo corrupto de derecha, acabar con el caprichato de la ignorancia, abrazar las banderas del auténtico nacionalismo que se funda en la unidad de objetivos de todas las fuerzas productivas, desarrollar la educación moderna, hacer productivos los campos agropecuarios y fortalecer el mercado interno, ahora o nunca.
Reabrir a México para salir del fondo del abismo y de la inopia
Ha sido demasiado lo que se ha perdido y que se ha querido atribuir a la pandemia, infructuosamente.
El paso del tiempo es implacable. tendremos que reflexionar muchas cosas antes de continuar por este camino, que nos tiene en el fondo del abismo, en la inopia absoluta.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Sin mucho que anunciar, la “mañanera” de ayer fue de relleno. El Presidente cumplió con el trámite diario y opinó y repitió noticias viejas, destacando sólo como nuevo el anuncio de que la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, dará el mensaje oficial el 1 de mayo; anticipó que podría viajar excepcionalmente y en contra de su estilo a Estados Unidos y a China para agradecer el apoyo de esos gobiernos y presentó la parrilla de programación vespertina del gobierno incorporando la conferencia de prensa de los programas del bienestar de 8 a 9. De nueva cuenta, volvió a pegarle a los medios, volvió a respaldar su fórmula 70%-30%, volvió a golpear a los conservadores y a las políticas neoliberales, volvió a negarse a realizar las conferencias sin presencia de reporteros, volvió a hablar de la mafia en las aduanas y se volvió a mostrar optimista para reabrir algunos municipios el 17 de mayo ante la horizontalidad de la curva de contagios por el coronavirus. Finalmente, reiteró que la rifa del avión presidencial se realizará el 15 de septiembre y que la recaudación de impuestos de abril fue positiva. Más de lo mismo, pues. + + + Quienes están arriesgando literalmente su vida en esta pandemia son, como siempre que el país enfrenta una crisis, los servidores públicos en medio de la línea de fuego: médicos y médicas, enfermeros y enfermeras, laboratoristas, camilleros, el personal de Salud. Y también solidarios los miembros de las Fuerzas Armadas con los planes DN3 y Plan Marina. Es un deber y una gran responsabilidad del gobierno equiparlos para esta guerra sin vencedores. Se ha invertido una cantidad muy importante de recursos en equipos para atender a pacientes graves (muy necesario), pero hay un dispositivo muy importante que le da mucha tranquilidad al personal expuesto a un virus que ataca las vías respiratorias: las mascarillas médicas. La provisión de forma masiva de este dispositivo denominado N95, debe ser una prioridad en cualquiera de las líneas de suministro que esté usando el gobierno. No es justo que se tengan que manifestar los médicos en las calles en estos momentos por falta de equipo.
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