Una “Gran Muralla Azul” divide ciudad china que lucha contra el coronavirus
Redacción NotiiciasMX.- Una medida sanitaria nos transporta a la edad media y quizá a fechas anteriores.
En la ciudad china de Tianjin, se ha implementado como protocolo procedimental para evacuar a los pobladores, un cercado compuesto por láminas de metal de color azul, como medida contra el Covid-19.
Sus habitamtes la nombran ya, “Gran Muralla Azul”.
Han vuelto sin proponérselo la humanidad, las épocas de las grandes pestes, de tan cruentos recuerdos para la historia de nuestra especie.
La peste bubónica, la fiebre amarilla, la fiebre española… todas ahora están concatenadas inevitablemente al tamiz comparativo con la nueva amenaza: la “Neumonía de Wuhan”, provocada por la acción de una nueva cepa de coronavirus, más resistente y con más atributos de adaptabilidad al medio; un virus del nano espacio, sólo visible con un microscopio muy potente; un virus bautizado por la ciencia como el “Covid-19”.
La “Gran Muralla Azul”, un nombre que recuerda otra era, la era previa al renacimiento y obviamnete a la ilustración; la era del oscurantismo y el dogma.
Se instaló hace sólo unas semanas
Las láminas de metal de color azul cobalto, fueron instaladas hace solo unas semanas en Tianjin, una ciudad portuaria de más de 15 millones de personas en el noreste de China, distante 1, 144 kilómetros al noreste de Wuhan, otro de los puntos críticos del gigante asiático, donde se detectó el brote primigeno de la neumonía que lleva su nombre: la “Neumonía de Wuhan”.
Ahí, el muro metálico azul, atravesó calles y callejones, separando los clientes a los negocios y separando a los vecinos entre sí.
“A partir de hoy esta comunidad residencial se administrará de manera cerrada”, se leía en letreros adheridos a muchos de esos muros.
Han surgido barreras de todo tipo en China, como pronto podrían surgir en otras partes del mundo. Y estas barreras podrían ser más crueles; serían las barreras de la discriminación y la segregacióon entre los hombres, bajo el pretexto de la ansiada asepsia.
Sin duda, China lucha ya contra el brote de una enfermedad que mató ya a más de 3 mil personas y enfermó a decenas de miles. Y para evitar que se propague más, el gobierno está pensando en nuevas formas de separar a su gente.
Viajar entre muchas de sus ciudades es ya imposible, congelando grandes sectores de la segunda economía más grande del mundo. En algunos lugares, solo un miembro por casa puede salir a comprar o simplemente respirar aire fresco.
Algunos lugares como Tianjin, han erigido muros alrededor de barrios enteros. Los funcionarios en esos lugares han descubierto que las láminas de metal, que normalmente se usan para evitar que la gente deambule por sitios de construcción, hacen muros prácticos. Los medios de comunicación, controlados por el gobierno, han informado que los residentes se sienten más cómodos ahora que se ha erigido la Gran Muralla Azul. Pero también han informado que la gente ha encontrado huecos y ha doblado las paredes para pasar más fácilmente. Al igual que su inspiración, la Gran Muralla Azul no puede detener la naturaleza humana.
Ninguna muralla en la historia del hombre, pudo contener el afán de conectar sentimientos, convivencias y necesidades de comunicación con el prójimo.
Porque la comunicación es la forma con que se refrenda la existencia; es la forma que tiene la naturaleza de instalar su entramado de coincidencias; que son sucesiones infinitas de casualidades o “milagros”.
hch