El caso del gobernador de Tamaulipas es el primer caso en el país en el que se muestra el avance de la Guardia Nacional.
A poco más de año y medio de haber comenzado operaciones la Guardia Nacional (se fundó en marzo de 2019 pero inició operaciones hasta julio), comienza a tomar forma y presencia en el territorio mexicano. No hay que dejar de observar que el país ha sufrido de una descomposición en todos los sectores, la cual hace que el trabajo por la seguridad sea titánico. Por ello, comenzar a ver resultados en tan poco tiempo es meritorio; si bien no son lo que todos quisiéramos, se ve ya un camino y una estrategia que esboza a definirse como la correcta para limpiar la antes mencionada descomposición.
Las cifras hasta diciembre del 2020 muestran que la Guardia Nacional ha coadyuvado para mejorar la percepción de seguridad de los ciudadanos. El trabajo de inteligencia, táctico y operativo realizado desde el primer día de su abanderamiento permitió asegurar 148.7 millones de pesos y 10.9 millones de dólares.
En cuanto a las acciones para inhibir el trasiego de drogas, se impidió la comercialización de 83 toneladas de marihuana, 8 toneladas de metanfetamina, cerca de 3 toneladas de cocaína, 172 kilos de heroína, 488 kilos de goma de opio, 60 kilos de hachís y 114 kilos de fentanilo, así como 234 mil 164 pastillas y mil 482 ampolletas de esta última droga. Se han desmantelado nueve laboratorios clandestinos.
Respecto a la lucha contra el tráfico de armas, se aseguraron 5 mil 103 armas largas y cortas, 21 rifles tipo Barret, 13 mil 686 cargadores y 792 mil 438 cartuchos. Se incautaron 59 aeronaves, 28 mil 975 vehículos y 197 inmuebles vinculados con la delincuencia y se detuvieron a 20 mil 728 personas por la posible comisión de algún delito.
Y estas cifras podrán parecer muy vistosas o pueden ser objeto de cuestionamiento, pero lo más importante es lo que escribía renglones arriba: la percepción. Por primera vez en mucho tiempo, la ciudadanía ve una institución de seguridad que le genera confianza y, sobre todo, que siente cercana. Usted nótelo en un semáforo de cualquier esquina donde vea una camioneta o personal de la Guardia Nacional a pie; la actitud de la gente es muy diferente que la que tienen con las demás instituciones de seguridad. Agregaría que también hay respeto, junto con la confianza se siente que la gente vuelve a tener admiración por un uniforme y eso es algo que en México se había perdido.
Con casi la mitad de elementos con las que contará, se comienzan a ver ya resultados y las cosas prometen ser halagüeñas por el bien de nuestra seguridad.
Bajo este contexto uno se puede explicar la razón para que en estos momentos la fiscalía general de la república se haya atrevido a dar un golpe tan delicado como es el del caso Cabeza de Vaca pues no hay que darle muchas vueltas, el gobernador de Tamaulipas es un personaje poderoso, aun antes de ser gobernador ya los priistas lo señalaban de ser quien mantenía los gastos de Ricardo Anaya en Atlanta, cuya acusación y posible encarcelamiento podría desatar un movimiento desestabilizador en la región o hasta en el país, de manera que solo un trabajo fino de inteligencia pero sobre todo una fuerza pública, como la Guardia Nacional, ya mejor establecida permite tener confianza en hacer un movimiento tan arriesgado, no hay que ser tan inocentes para pensar que ambos bandos saben bien la fuerza de cada uno antes de dar cada golpe. Claro que el resto de las fuerzas armadas están colaborando, muestra de ello y de lo que pueda estarse gestando es el movimiento de tropas que acaban de llegar a Guanajuato, Tamaulipas, Zacatecas, Jalisco y Michoacán.
Expertos en seguridad nacional me han comentado que no solo han comenzado a ver una institución mezcla de elementos de las fuerzas armadas, sino que los nuevos elementos civiles que se unen a las filas reciben un entrenamiento muy completo, lo cual les permite salir con una buena preparación para brindar seguridad y al mismo tiempo no poner su vida en peligro por poca preparación ‒como sucede en muchas de las corporaciones policíacas‒. Además, el armamento que están recibiendo sí está la altura de lo que las condiciones en las calles requieren, ya que el enorme poder de fuego de la delincuencia organizada ponía en desventaja a cualquier corporación de corte civil.
Ojalá sigan así y esperemos que los elementos que engruesen las filas continúen con esa voluntad de trabajar por la seguridad del país, porque vaya que lo necesitamos.
Y a los extraterrestres, primero investiguen, después opinan.