La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En tierra de funcionarios con cerebro seco, el stress hídrico es rey
Más de un analista internacional, sugiere que buena parte del conflicto en Palestina, tiene que ver con el control de los recursos hídricos, incluso, a finales de los años ochenta, el ex secretario General de la ONU, Butros-Ghali, sugirió que las próximas guerras en el Medio Oriente serían por el manejo del agua.
En esta tesitura, podemos citar, que el cuerpo humano está constituido en un 60% por agua y que, la Tierra, está cubierta en 70% de su superficie por agua.
El fundamento judeo-cristiano, cimiento de la cultura occidental, connota el agua de distintas formas, como símbolo de destrucción para renovarse en términos civilizatorios (el Diluvio), además, de ser utilizada para establecer un pacto con Dios, a través del Bautismo.
Los griegos, recurrieron a la corriente de los ríos, para explicar el movimiento dialéctico, nunca nadie se baña dos veces en el mismo río, afirmaba Heráclito.
El biólogo ruso, Aleksander I. Oparin, demostró que el Origen de la Vida se dio en el agua.
Hacemos este brevísimo e incompleto recorrido, para recordar la importancia del agua en nuestras vidas, aunque parezca un lugar común, sin el vital líquido, no somos nada.
La obligada pregunta es: ¿comprenden los gobernantes la importancia del preciado elemento? ¿cuántos alcaldes, diputados y funcionarios dimensionan, a cabalidad, el fenómeno del llamado stress hídrico?
Es lamentable concluir que muy pocos, basta comprobar que a las comisiones municipales y estatales del agua (incluida la CONAGUA), llegan como directivos los compadres y ‘compromisos’ de los mandamases y en muchos casos, son usadas como ‘caja chica’.
Es terrible la crisis hídrica que se vive, por ejemplo, en Xalapa, sin embargo, lo más grave, es que no se aprecia solución cercana, los que están a cargo, no tienen (ni puta) idea.