La dimisión de la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, ha desencadenado una crisis política en Canadá que pone en jaque al gobierno del primer ministro Justin Trudeau. Con la oposición anunciando una moción de censura, el futuro del liderazgo liberal se encuentra en un punto crítico.
Un año tumultuoso para Trudeau
A lo largo de 2024, Trudeau ha enfrentado múltiples desafíos, desde la caída en sus índices de aprobación hasta derrotas legislativas en distritos que tradicionalmente apoyan al Partido Liberal. La reciente renuncia de Freeland, quien lo acusó de priorizar sus intereses personales sobre los canadienses, ha intensificado las críticas hacia su administración. La situación se complica aún más con un creciente número de parlamentarios pidiendo su renuncia y el adelanto de elecciones.
Opciones para el primer ministro
A pesar de la presión, los analistas sugieren que Trudeau podría optar por mantenerse en el poder, incluso si esto resulta en una derrota significativa en las elecciones de octubre. Se ha reportado que el primer ministro planea utilizar el receso navideño para reflexionar sobre su futuro político, pero las señales apuntan a que podría decidir continuar liderando el gobierno.Si decidiera renunciar, el Partido Liberal tendría que elegir un líder interino hasta las elecciones. Sin embargo, este nuevo líder no podría presentarse como candidato en las próximas elecciones, lo que limita las opciones a figuras menos conocidas del partido.
La posibilidad de bloquear el Congreso
Una característica del sistema político canadiense permite al primer ministro bloquear el funcionamiento del Parlamento. En este contexto, Trudeau podría optar por retrasar la reapertura de la Cámara de los Comunes para evitar una moción de censura inminente. Aunque esta estrategia podría aliviar temporalmente la presión sobre su gobierno, también podría perjudicar aún más su ya deteriorada imagen pública.
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