C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
Los precandidatos a las alcaldías de Ciudad Juárez y la capital del estado, Chihuahua, Cruz Pérez Cuéllar y Marco Adán Quezada, respectivamente, están recibiendo por tal pretensión, legítima y más que razonable, muchas rudezas innecesarias, no solo de opositores, sino de los mismos morenistas.
Cada uno de ellos, tienen sus propias fortalezas y desde luego, falencias, dejaran de ser mortales, pues.
Vamos por partes:
El senador morenista, hoy está pagando sin duda, las consecuencias de haber impugnado en los medios de comunicación, el proceso de elección del candidato al gobierno de Chihuahua, que fue para el ex virrey de Chihuahua, el putrefacto, Juan Carlos Loera de la Rosa, mediante encuestas más que cuchareadas, que el partido guinda se sacó de la manga, y que dio a conocer, el pasado 20 de diciembre, Mario Delgado Carrillo, el personaje que cobra como jerarca nacional de ese instituto político, pero que no manda; el que blande el látigo, es el profeta de la 4T.
Pérez Cuéllar, era sin lugar a dudas, el candidato de Morena, mejor posicionado rumbo a la gubernatura de Chihuahua, no solo por este partido, sino de todos los precandidatos a tan privilegiado encargo de elección popular. A Loera de la Rosa, le sacaba una ventaja de más de 15 puntos, no solo de nuestra agencia de consultoría, IPC Estadística, sino de la mayoría de empresas serias en este contexto, pero aun así, el Mesías Tropical, que despacha en palacio nacional, se salió con un conejo de la chistera, aunque en este caso, fue una rata peluda, con una cola muy larga, con nombre y apellido, y quien es el más querido por Ariadna Montiel, la que cobra, pero bien, en la subsecretaria del Bienestar.
Cruz, acudió a las diversas instancias oficiales dentro del mismo instituto político, donde milita, y otras, para cuestionar con sólidos argumentos sus señalamientos que iban dirigidos a Delgado Carrillo y por supuesto más arriba, que desde luego se toparon con oídos sordos y el clásico importamadrismo, de ya saben quién.
–Sí se han pasado por el arco del triunfo, las graves acusaciones, contra el presunto violador serial, Félix Salgado Macedonio, el candidato a gobernador de Guerrero, que se podía esperar de otros asuntos menos virulentos-
Lo único que les quedó fue ofrecerle la posibilidad de ser candidato a la presidencia municipal de Ciudad Juárez, pero que tenía que enfrentar al ex diputado priista, Gabriel Flores Miramontes, mediante una encuesta, para saber cuál de los dos está mejor ubicado frente al imaginario colectivo de la citada urbe fronteriza.
O sea, quien tiene a su favor la mayoría de las preferencias electorales, lo que desde luego, mueve a risa, porque Cruz a querer o no, es el personaje más conocido y mejor ubicado en lo que se refiere a la intención del voto, por parte de sus paisanos fronterizos. Pérez Cuéllar, llevaba desde que ganó la senaduría en el 2018, caminando la milla, en pos de alcanzar la nominación al gobierno de Chihuahua, que se le cayó, para su desgracia, por los señalamientos y denuncias que vertiera en su contra su compadre, el Mesías del nuevo amanecer, Javier Corral Jurado, que lo involucraban con el innombrable malandro, el ex gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáques.
Es un hecho, que Loera de la Rosa, le está cobrando viejas afrentas, con golpes bajos, para demostrarle, que el candidato a la gubernatura es él, y no Cruz.
Que quien mueve el pandero, masca chicle y hace turu, turu, es el cholo de Juan Carlos Loera.
Con Pérez Cuéllar, como abanderado a la alcaldía más importante de la entidad, Morena, tiene muchas más posibilidades de, llevar a feliz puerto dicha candidatura.
En el caso del ex edil de Chihuahua, Marco Adán Quezada Martínez, imperan otras sinergias.
El nativo de Cuauhtémoc, es a querer o no, un personaje que cuenta con un fuerte capital político, que desde luego, fue contemplado por las dirigencias- nacional y estatal- como un prospecto sólido para encabezar la candidatura a la alcaldía de la capital del estado, que siempre, se han repartido los priistas y los panistas.
Un abanderado que no solo compita, sino que tenga amplias posibilidades de ganar la justa electoral.
A Quezada, no le quedó otra alternativa, más que inscribirse como un candidato externo, sabedor que las resistencias más peligrosas no estaban afuera del partido guinda, sino hacia el interior, que aunque no tengan abanderados de buena fama pública, con experiencia, trayectoria siempre se quieren morir con sus apaches, con arco y flechas.
Hoy ya no existe, el efecto peje del 2018, ya se fue por fortuna al caño, por tantas promesas incumplidas, por todos los tufos de corrupción, por tantos yerros en materia de seguridad pública, economía y no se diga en salud, que encabeza el mamarracho que despacha en palacio.
Ante esta circunstancia adversa, los morenistas, tuvieron que valorar y sopesar las virtudes del ex edil de Chihuahua, el cual está sin mácula, que hoy no pueden presumir – muchos priistas y no priistas en los tiempos que corren, en los que han resultado salpicados por la podredumbre y la cloaca que dejó a su paso, ex el gobernador, César Duarte.
Todo lo contrario, Marco Quezada, tuvo que enfrentar duras embestidas mediáticas, que se les dictaban desde palacio de gobierno, a muchos medios de prensa y directores de los mismos para vulnerar y descarrilarlo en sus pretensiones de buscar trascender más allá de su ejercicio al frente de la alcaldía, donde hay que decirlo, tuvo errores, omisiones y excesos como han existido en todas las administraciones públicas, más allá de su color partidario.
La precandidatura de Marco, hay que decirlo, ha generado, celos y recelos, de algunos personeros que cobran en el Congreso del estado, como es el caso del diputado, Miguel Colunga, quien ha pasado de noche como pastor de ese rebaño de borregos que cobran puntualmente sus dietas, que dan pena ajena.
Colunga y varios de sus fieles testaferros ya se abrieron de capa por el ex panista, Carlos Marcelino Borruel Baquera, ex director de la Coesvi, ex candidato a gobernador en el 2010, y ex edil de Chihuahua en el 2007-2010.
Lo que resulta curioso es que critiquen la precandidatura de Quezada, y no le vean ningún defecto a Mónica Borruel Macías, hija de Carlos Marcelino, la cual protagonizó un love affair, con el hijo de un notario público, que trascendió en todas las redes sociales, y obvio, los medios de prensa.
Mónica, es hoy candidata a una diputación local por Morena, sin tener mayor mérito que ser regidora del PAN. Las infidelidades maritales, no las vió, Colunga.
¿Serán también estas, parte de su cu..rriculum?
¿Será acaso, porqué Colunga también tiene su maroma femenina en el poder legislativo? Con nombre y apellido, nosotros lo tenemos.
Borruel, también se ha registrado para competir por la alcaldía, por Morena, ponderando su paso por la administración pública; municipal y estatal, y como ex diputado local del PAN, sin olvidar su frustrada intentona de ser gobernador en el 2010, frente a César Duarte.
El talón de Aquiles, de Carlos Marcelino, sin duda alguna lo tiene en el seno familiar. Los escándalos en los que se han visto, el hoy precandidato, su misma esposa, Leticia, su vástago mayor, Carlos y su hija, Mónica, son del dominio público.
Hacer una cronología de los mismos, no vale la pena, pero de que se han dado, así ha sido, no son invenciones de mala fe.
Marco Quezada, en ese contexto siempre ha sido por demás cuidadoso, sabedor de que está bajo el asedio de los reflectores, un día sí y otro también, y más por lo que se aviene.
El ex priista, tiene que actuar con inteligencia, sin que le gane la beligerancia, o la visceralidad para defenderse de los ataques y las críticas de sus detractores que a todas luces buscan desgastarlo, frente al tejido social, que lo ve, que lo observa como una alternativa real, que busca el poder.
Así pues, el morenista, Cruz Pérez Cuéllar y el ex priista, Marco Adán Quezada, enfrentan tal vez el desafío más duro de la coyuntura que se aproxima para ambos.
Ganar la contienda interna, sin rasparse demasiado con las hordas guindas, para no correr el grave riesgo, de salir presuntamente airoso a la justa constitucional, pero en realidad, dejar heridos en el camino que pudieran cobrarles factura en el trajín de las campañas electorales.
Hoy, hoy, parafraseando al vaquero, Chente Fox, el ex edil de Chihuahua, y el senador morenista, debe de tener los nervios bien templados, la piel dura, los oídos prestos, la visión bien clara, y el olfato para enfrentar todo lo que pueda surgir en los próximos días, desde adentro de la estructura del partido guinda, como desde el exterior, porqué ambos saben que el 2021, no es el 2018, que se podía ganar con el solo empuje del ex jefe de gobierno del DF.
Que actuó en su momento como un tsunami.
Hoy, la historia es muy distinta, el sentir de la ciudadanía es diametralmente distinto.
De repudio, por El Caudillo de Macuspana.
Bajo esa inercia, deben de saber, Quezada y Pérez, que el voto cruzado, se va a dar con toda puntualidad.
No será ninguna novedad, desde mi muy personal óptica que, los electores chihuahuenses, le otorguen el voto de confianza, si logran vencer el escollo de la interna, una vez más a ellos dos, en tanto se lo nieguen a Juan Carlos Loera de la Rosa, a quien ya en el 2016, le dieron palo en su sueño guajiro, de ser edil de Ciudad Juárez.
Y es muy factible que le vuelvan a repetir la dosis.
En tanto que Cruz y Marco, se cuecen aparte.
Los dos buscan la revancha. Reivindicarse.
Demostrar de qué están hechos, ante tirios y troyanos. Habrá que esperar lo que dicten las urnas….