MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Jugar contra la educación pública no es casualidad; siempre entraña el interés político. En esto no hay casualidades porque los grupos de interés, demostrado está, orientan activismo para desprestigiar y descalificar a la autoridad educativa para luego hacerse del poder o servir al poder.
Las huelgas o los paros, son esencialmente el motor que echa a andar el interés de grupo para asumir el control de instituciones de educación pública y, desde ahí catapultar carreras políticas o posicionar grupos, como se ha demostrado en la Universidad Nacional Autónoma de México, con personajes que hoy forman parte de la vida política del país.
Empero, lo que ocurre en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) lejos de tener un movimiento doméstico, como es una huelga, en la que sus trabajadores y personal académico pretendan asumir el control, el embate viene desde el poder público, expresamente desde el gobierno estatal que ha salido con pretextos chabacanos y el doble lenguaje, escudado en posturas populistas para incumplir un acuerdo.
Así, vale preguntar: ¿Cuál es el interés del gobernador Omar Fayad Meneses para provocar un conflicto sin sustento?
Porque, eso de pretender que las autoridades universitarias se confronten con los trabajadores y académicos, sin que haya un motivo de peso, tiene el aroma de una embestida urdida en las tinieblas de los intereses no necesariamente oscuros, porque hay identidades de quienes desde hace rato pretenden hacerse del poder en la UAEH, y no son ni por asomo universitarios con visión universitaria.
Mire usted, el gobernador Omar Fayad por cierto titulado por la Universidad Nacional Autónoma de México, se ha caracterizado por ser un político sensato, de humor dicharachero y con la paciencia de Job para esperar el cumplimiento de sus aspiraciones.
Pero, con esa paciencia encauza decisiones personales y atiende, indudablemente, a las estrategias políticas, personales y de grupo, como lo demostró en el Congreso de la Unión, lo mismo como diputado que senador y cuando presidente municipal de Pachuca.
Por ello, no puede considerarse como una postura coyuntural la que asumió frente a la huelga estallada en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), que dista de ser salomónica o, incluso, de respeto a un diferendo entre la institución educativa y su personal sindicalizado.
¿A qué interés sirve la postura del gobernador para incumplir con el acuerdo convenido desde el año 2006, para entregar las aportaciones de recursos extraordinarios a la UAEH porque sus argumentos para no cumplir como ese mandato son populistas o de ñoño fundamento?
Veamos. Frente a la huelga estallada el domingo último en la UAEH, su rector Adolfo Pontigo Loyola puntualizó respecto del motivo de la huelga: el gobierno del estado no ha cumplido con las aportaciones de recursos extraordinarios que le corresponden.
Porque, el gobierno federal y las autoridades universitarias cumplieron con la parte que les corresponde, en acatamiento del acuerdo del año 2006. Es decir, la huelga estallada por los sindicatos de Personal Académico (SPAUAEH) y Único de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (SUTEUAEH), puede ser levantada en el momento en que la administración de Omar Fayad cumpla con parte que le corresponde, es decir, la aportación de recursos extraordinarios.
Lidia García Anaya, dirigente del SPAUAEH refirió el punto requerido para levantar la huelga: una propuesta del gobierno de Hidalgo respecto a los vales de despensa. Y es que el personal académico pide una adición de 30 por ciento en ese rubro; los trabajadores administrativos solicitan un 33.3 por ciento.
¿No puede, o por qué no quiere negociar Omar Fayad?
En cambio, el mismo domingo, mediante Simón Vargas Aguilar, secretario de Gobierno de su administración, Fayad pretendió deslindarse del conflicto e incluso, en un desplegado, asumió la postura conciliatoria y, amén de referir que “sin duda la sociedad está preocupada (por la huelga), pues está de por medio la educación futura y calidad en el aprendizaje de miles de jóvenes”, puntualizó:
“Por otra parte el Gobierno del Estado ha ofrecido apoyo a los trabajadores universitarios y al rector para mejorar sus beneficios laborales de acuerdo a los índices de la inflación y el margen de apoyo con lo que cuenta el Estado, sin afectar el gasto comprometido a la salud, la seguridad o las miles de raciones alimentarias para niñas y niños, entre otros”.
¡Caray! ¿En qué momento el Ejecutivo Estatal olvidó incorporar en el proyecto de Presupuesto de Egresos del Estado el rubro de aportaciones educativas? Como ex senador y ex diputado federal, el gobernador sabe de estos menesteres.
En este tenor, llama la atención que, para no cumplir con un acuerdo que necesariamente debe estar presupuestado, porque no es asunto coyuntural, el gobernador ponga como pretexto la salud y alimentación de niños, que igual están etiquetados en el gasto público estatal.
Y más, advertir de riesgos que puedan afectar a la imagen de la UAEH o la calidad educativa, evidencia un factor que busca descalificar y desprestigiar a autoridades, académicos y trabajadores de esa casa de estudios, por un supuesto enfrentamiento que no existe en un problema cuya solución está en el ámbito de su competencia. ¿Cuál es el juego del gobernador Fayad? Digo.
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