La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Se quieren apuntar en la historia como inmoralmente triunfadores
Absolutamente nadie, puede estar en contra de una reforma a la administración de Justicia, pero, esto pasa, necesariamente, por adecuaciones en la procuración de la misma, es decir, sin cambios en la forma en que funcionan las fiscalías, es irrelevante, modificar el Poder Judicial.
Por lo tanto, el gradualismo propuesto no funciona, nada de que primero vamos por ministros, magistrados, jueces y luego vemos lo demás, eso, huele a ajuste de cuentas.
Además, el interés de ‘hacerle un regalo’ al presidente, antes de concluir su mandato, es ofensivo, la viabilidad histórica del país no está sujeta al ‘nalgaprontismo’ de nadie.
Así pues, si se pretende dar un giro radical en ambas temáticas, el asunto debe estar consensuado al máximo, no con base en interpretaciones ‘puñeteras’ que tomen la sobrerrepresentación como un (falso) mandato popular.
Dado el caso, la prisa, se torna en la ansiedad por abrir la caja de Pandora ¿cómo para qué?
La decisión final, queda en manos del Senado, deben discernir sobre lo pertinente de tramitar cause al país o, dar motivos, para los festines en la casa de Barrabás.
En nuestros tiempos, la Razón no es el hegemón, por ello, sólo nos resta tener Fe.
Si se equivocan, ni Maquiavelo los justifica y, ya veremos, quién nos saca del túnel.