¡Cuando el invierno cae!, parece enunciado de una novela de Dostoyevski, una frase de un poema de Alejandro Pushkin o título de un libro de George R.R. Martín, pero la frase viene a juego por la época que atravesamos como sociedad en México.
Seguramente se recuerda la fábula de las hormigas y la cigarra así como su muy conocida moraleja, recuerdo todo lo anterior a consecuencia de cavilaciones sobre la psicología, al menos, del mexicano.
Para tal efecto la genética de la conducta humana es una rama de la genética muy controversial pero interesante, en la década de los 60 se desarrolló como tal pero fue desprestigiada por motivos puramente raciales, en la década de los 80 resurgió nuevamente con mayor influencia.
En el hemisferio norte geográfico las temperaturas medias oscilan entre los 10ºC y los -10ºC dependiendo del país llegando a extremos como -50ªC en Buriatia a orillas del lago Baikal en Rusia.
Obviamente los pueblos de allende los fríos sobrevivieron a base de prevención y cuidado de sus recursos procurándose bienestar aún en los largos periodos de inactividad obligada por los ya de por si fríos estacionales.
Dichos pueblos son ancestros de algunos de los países más ricos del orbe actualmente (mal llamados países desarrollados) como Inglaterra, Alemania, Finlandia, Suecia, Noruega y otros incluyendo desde luego a Rusia y USA.
¿Pero que importancia tiene ello? al menos un par de hipótesis que surgen de artículos leídos en algún momento de mi vida, uno implicaba un gen atávico que condicionaba a ciertas personas a ser más precavidas y cuidadosas con su entorno y futuras eventualidades, ¡se infiere que esto no tiene que ver con ningún sistema de ahorro financiero moderno!, sino con algo más profundo y remoto, inserto en los albores de estos pueblos nórdicos; el cuidado de los suyos, su organización en clanes, sus sociedades y la siempre certeza de un futuro precario y difícil acompañados de un sistema de creencias y no dependientes de tal idolatría. ¡Algo así como bienestar social y libertad de culto, pero prehistórico!
Más al sur, las sociedades ancestrales viven en relativa abundancia de recursos naturales, algunos por temporadas como los recursos agrícolas y otros constantes como el sol, clima y fauna. Cuentan con tiempo de sobra para desarrollarse intelectual y culturalmente hasta niveles hoy día extraordinarios, pero su sistema de creencias se ha vuelto reverencial y condicionante de toda actividad.
Tienen tiempo incluso para dar un nuevo aspecto y organización a las guerras, las guerras floridas. Incluso la creación de un sistema de castas complejo pero bien definido y marginal de otras actividades. Civilizaciones complejas, especializadas y beneficiadas por la abundancia de un clima templado.
Así llegamos al presente en donde el 98% de los mexicanos se ciñe a los designios del señor, coincidentemente siempre a través de un intermediario, y reza por un futuro venturoso (aún cuando las señales indiquen lo contrario).
Entre tanto países como USA han hecho de su nación y sistema de gobierno una doctrina en si misma, no se sustenta en una u otra vertiente del cristianismo como el catolicismo, el protestantismo, anglicanismo o luteranismo, pero abreva de todos ellos en su base estratégica.
Leí en algún otro articulo sobre la influencia del calvinismo en los puritanos que colonizaron USA, y su énfasis en el trabajo, la remuneración económica y las primicias de la propiedad privada iniciando los primeros visos de un capitalismo primitivo. Lo anterior, supongo, referente a las tribulaciones que un clima extremo provoca en sociedades e individuos y la oportuna conveniencia de un justificante divino.
Pero hoy día estas tribulaciones han sido perfectamente superadas y al menos en USA y otros países no parece provocar inconveniente alguno. Al menos en lo aparente por que de ello surge una cascada de necesidades creadas y explotación al amparo de la molicie, la inmediatez y el despilfarro que a su vez ha creado individuos inconscientes, prepotentes, caprichosos, petulantes y altaneros.
Y en México, para empeorar las cosas, se aprecian tales defectos de personalidad como admirables ¡y son asumidas por la casta dorada y aspirantes! que efectivamente aún gozan de un clima y recursos naturales aparentemente infinitos. Entre tanto el resto de los mexicanos sigue sujetos, como en la prehistoria, a la esperanza de una señal (eso sin mencionar que la última señal fue el regreso de Quetzalcoatl y ya sabemos como resultó) y que ha sido aprovechada por un sistema más depurado de promesa=beneficio, la fe católica.
Finalmente anglosajones y latinos somos parcialmente rehenes de nuestra genética conductual ancestral pero…
El invierno ha caído y en México nunca estamos preparados.
Victor Roccas