SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
En la pasada entrega de Sentido Común advertíamos sobre la disputa del poder en el estado de Guerrero, fenómeno delincuencial que se podría extender a otros estados del país, toda vez que tanto las bandas criminales como los grupos de poder muestran su poderío para conquistar territorios y dominar a las autoridades tanto municipales como estatales, que ya no encuentran la manera de imponer el orden, de manera que las cabeceras municipales se han convertido en pueblos sin ley.
El pasado domingo, el hallazgo de 34 cuerpos desmembrados en Poza Rica, Veracruz ha conmocionado a todo el país, toda vez que en distintas casas de seguridad se encontraron envueltos y empaquetados como si fueran cortes tipo americano, guardados en congeladores horizontales recién estrenados, lo que dificulta su reconocimiento, por lo que tendrán que esperar a que éstos se descongelen para proceder a su identificación.
Este hecho espeluznante ha puesto de manifiesto la gravedad de la violencia que sigue emergiendo en las distintas regiones de México, lo que obliga a todos los niveles de gobierno a enfrentar la realidad cruda de la violencia, puesto que esta situación exige un análisis profundo y una respuesta contundente para evitar que se sigan repitiendo estos hechos atroces.
VIOLENCIA SIN LÍMITES
La barbarie de este hecho es el reflejo de una violencia sin límites, que pone en relieve el poderío de los grupos criminales que operan en casi todo el país con distintas modalidades.
Ante esta situación la población se encuentra vulnerable, porque se ha convertido en un fenómeno complejo que tiene como caldo de cultivo la desigualdad social, la corrupción, la falta de oportunidades y por supuesto el narcotráfico.
Es fundamental que las autoridades, que tienen la responsabilidad de garantizar la seguridad y el bienestar de la ciudadanía, lleven a cabo investigaciones exhaustivas para identificar a los responsables de este horrendo crimen, para que de una vez por todas se haga justicia, por lo que no puede quedarse en la simple detención de los perpetradores de los crímenes, sino que se logre desmantelar a las redes criminales que operan en la región y se brinde alternativas reales a quienes son susceptibles de ser reclutados, en especial a los jóvenes.
Es crucial que el gobierno invierta en programas sociales que ataquen las causas subyacentes de la violencia, que no todo se quede en una acción policial o judicial, sino que se ataque la raíz del problema, por lo que hay que mejorar la educación, fomentar el empleo y crear oportunidades económicas en las comunidades vulnerables, tanto urbanas como rurales.
LA PREVENCIÓN
Está comprobado que la prevención es el pilar fundamental de la estrategia de seguridad nacional, por lo que hay que abordar las causas estructurales de la violencia, para lograr un verdadero cambio en este sentido.
Para cambiar el curso de la violencia en nuestro país, la sociedad se tiene que unir y exigir un compromiso para cambiar el curso de esta ola de violencia, de manera que la tragedia en Poza Rica no debe ser olvidada, ni ser una noticia policiaca más, sino ser un llamado de atención para que todos los niveles de gobierno y la sociedad civil colaboren para la construcción de un país más seguro y en paz.
La respuesta a este hecho tan lamentable y lleno de terror no puede ser nada más superficial, sino que debe ser una cirugía profunda, tomando en consideración los aspectos sociales, económicos y de seguridad.
Mientras tanto las autoridades tendrán que poner toda su capacidad para dar con los responsables de estos lamentables homicidios e impongan el orden en la región de Poza Rica y en todo el territorio veracruzano.
Este es un llamado a la acción y la justicia.