Claudia Rodríguez
En México, la sucesión presidencial inicia justo al momento que el presidente entrante nombra a cada uno de los funcionarios y dirigentes que lo acompañarán en su Administración. Así de forma muy adelantada empieza el siguiente juego de la sucesión dentro del partido gobernante, y con ello claro, el desgaste del Gobierno en turno, que también opera con la interacción de la oposición.
Son claves siempre, el secretario de Gobernación, el procurador de la República y el titular de Hacienda –y en esta ocasión hasta el secretario de Relaciones Exteriores, por obvias razones–, porque en ellos recae el poder político, económico y ahora hasta los asuntos de índole internacional que resuenan en la vida política, de la sociedad y hasta en los terrenos del comercio internacional.
Es claro que no siempre todos los funcionarios de elite que empiezan el sexenio acompañan hasta el final del sexenio a su jefe; distintas razones los alejan de sus puestos, aunque hay otros que sólo son enrocados como si de facto la habilidad para uno u otro puesto o encargo, se diera con la simple remoción.
Pero en los últimos años y sexenios, el juego sucesorio no es un asunto particular entre priistas, juegan con un peso substancial candidatos de otros partidos, al grado que ya la disyuntiva primera del grupo en el poder, no es quien pueda cubrir las espaldas al equipo que quedará relevado, sino en primerísimo lugar; quién podría hacer frente de manera efectiva a las candidaturas de oposición, que aún con las lindezas del Instituto Nacional Electoral (INE) para ponerlos en desventaja promocional ante el que será candidato del Revolucionario Institucional, tienen un alto grado de efectividad competitiva.
Así que Peña Nieto y su cerradísimo equipo de amigos que administra el país y a veces gobierna, tiene ya el gran pesar que el único priista competitivo como lo han mostrado las encuestas en la línea del tiempo, no es uno de ellos.
Por mucho que se advierta con palabras que Miguel Ángel Osorio Chong, titular de Gobernación sí es camarada del presidente, en los hechos se advierte que es sólo se le ha tratado como un operador y empleado; pero que es el único que pinta como competitivo.
Así que el equipo de Peña Nieto para la sucesión no tiene una sóla disyuntiva y el tiempo que se agota aunado a su desaprobación, lo arrinconan.
Acta Divina… Ivonne Ortega, ex gobernadora de Yucatán insiste que la no se ve “piso parejo” en los procesos de de elección de candidato priista.
Para advertir… Muy posible otro episodio de alternancia en la Administración federal.
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