Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Son fenómenos propios de la condición humana: Se puede, por ejemplo, desde los castillos de la pureza de la Academia, hacer fama pública con el lanzamiento a prensas de resultados de investigaciones sobre la criminalidad electoral.
Para el caso, los escándalos derivados de la operación de Amigos de Fox (del PAN) y del Pemexgate (del PRI) en las elecciones presidenciales de 2000.
Y, entonces, los sabios consejos para prevenir y castigar el financiamiento ilícito a partidos y campañas electorales: No permitir que se vulnere la equidad democrática.
En elecciones, el poder económico no da tregua
En 2006, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no quisieron pasar por alto la intromisión del presidente de la República y de agentes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en la subvertida sucesión presidencial de ese año.
En 2018, todavía se documentaban secuelas de la injerencia financiera de la contratista brasileña Odebrecht en la campaña presidencial del PRI de 2012, a la que inyectó millones de dólares a cambio de contratos de Petróleos Mexicanos.
En el mismo 18, fue notoria la beligerancia del poder económico privado apoyando abiertamente a dos de los contenientes y descargando sus baterías sobre un tercero, el candidato indeseable.
Y llegó la hora en que Tartufo fue sacado a balcón
Muy cerca de Vicente Fox en 2000, de Felipe Calderón en 2006, de Enrique Peña Nieto en 2012, de José Antonio Meade Kuribreña y Ricardo Anaya Cortés en 2018, desde diversos espacios y tareas aparecen vinculados los mismos protagonistas, algunos de los cuales pasaron de estar de aquél a este lado del escritorio o de la ventanilla bancaria; de la titularidad de los órganos electorales a vendedores de asesorías políticas y electorales desde despachos privados.
Hoy, esos personajes están en cartelera: Cuando se pelean las comadres, salen las verdades. Suele ocurrir-
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.