El Museo del Templo mayor inauguró la exposición “Cuauhtémoc, Historia y Memoria” con miras a evocar su figura como hombre de carne y hueso, gobernante, combatiente, héroe e ícono contemporáneo.
La muestra, integrada por una treintena de piezas dan cuenta de su vida, su rol en la defensa de Tenochtitlan, tormento, muerte y legado en la historia de México, suma piezas del Museo del Templo Mayor (MTM), de los museos nacionales de Historia (MNH), de Antropología (MNA) y de Arte, de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, del Museo Soumaya y de Heineken México, que facilitó un collage integrado por 160 etiquetas de su popular marca de cerveza, que evidencia la pervivencia de Cuauhtémoc en la memoria colectiva.
El recorrido inicia con el abordaje etimológico del nombre del jerarca. Así, una metáfora del ‘águila que desciende’ se hace a partir de los restos óseos de un ave rapaz macho localizada por el PTM en la Ofrenda 125 del Templo Mayor; de la escultura de un guerrero águila y del citado par de bajorrelieves.
El segundo módulo, de ocho en total, se dedica a la genealogía del personaje, quien fue hijo del tlatoani Ahuízotl y de Tiyacapatzin, a su vez descendiente directa de Moquíhuix, el último gobernante del Tlatelolco independiente.
Si bien hay lagunas históricas sobre la infancia y los años formativos de Cuauhtémoc, esa etapa de su vida se toca en el tercer apartado, con lo que se conoce sobre la educación que recibían los nobles mexicas en el Calmécac.
El par de módulos posterior detalla lo ocurrido entre 1517 y 1521, cuando la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlan supuso una serie de alzamientos por parte de los vasallos de la Triple Alianza, la cual derivó en el asedio y la caída de los mexicas, cuyo último acto de resistencia tuvo lugar en Tlatelolco, al que siguió la tortura de Cuauhtémoc, a través del ‘fuego manso’, técnica hispana en la que se untaba aceite en los pies de la víctima, para luego exponerlos a las llamas y causar el derretimiento de su piel.
El sexto módulo aborda la expedición que organizó Cortés, en 1524, para conquistar el actual territorio de Honduras, y a la cual llevó a los gobernantes cautivos de Tenochtitlan y Tlacopan, por el temor de que, en su ausencia, pudieran organizar una rebelión en la naciente capital virreinal.
“Durante esta aventura que, por cierto, fue desastrosa, Cortés recibe informes de que Cuauhtémoc y su primo Tetlepanquetzal conjuraban en su contra, de manera que les interroga y, tras un corto juicio sumario, ordena que ambos sean ahorcados en algún punto de los actuales estados de Tabasco o Campeche”, explicó el investigador.
Los últimos dos módulos evocan la influencia que la figura de Cuauhtémoc tuvo en la época virreinal, así como en los siglos XIX y XX, cuando, por ejemplo, fue usado como un referente libertario por los ejércitos insurgentes que, como él, también luchaban en contra de fuerzas españolas.
La exposición puede visitarse en el MTM (Seminario 8, Centro Histórico de la Ciudad de México) hasta el 27 de abril de 2025, con el boleto de ingreso a la Zona Arqueológica del Templo Mayor. Domingo entrada libre para público nacional y extranjeros residentes.
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