Tamalos y tamalas, tamalitos y tamalitas. Me dirijo hoy hacia todos ustedes, por una razón que ya todos ustedes saben. Mi nombre es Zorro Tamal Quesoagrio, y soy el nuevo aspirante a candidato por el partido que promete traerles sus mismas chingadas de siempre, pero en dosis menores y muy suaves, que ustedes ni no han de notar. Porque ya es hora de cambiar a este chingado pueblo de Tamalville. Porque nuestros hijos, nuestros tamalitos y tamalitas, se merecen un futuro mejor, un futuro más chingado, pero en dosis menores y muy suaves, que ni lo han de notar…
Era de mañana en Tamalville, y todos estaban completamente desconcertados. Nadie sabía exactamente quién era aquel chingado personaje, que hablaba de manera tan estúpida, dieiendo cosas que jamás nunca antes un chingado candidato tamal había dicho.
Tamalos y tamalas, juro que no los voy a defraudar. Si votan por mí, prometo chingarlos de manera tan suave, y tan duro al mismo tiempo, que ni lo han de notar. Y todo será parejo. No habrá distinción de colores de partidos, o de hojas, ni nada de eso. Chingaré a todos por igual, hasta a los que no hayan votado por mí. Porque ya es hora del cambio. Tamalville se merece, HOY MÁS QUE NUNCA, SEGUIR SIENDO EL PAÍS MÁS CHINGADO. Hoy, hoy…¡HOOOOY! Aquel candidato tamal idiota, parecía haberse vuelto más idiota todavía. Y no se le podía culpar, ¡eran tiempos de elecciones! Y en tiempos de elecciones, esto sucedía cada seis años, todos en Tamalville se volvían idiotas, unos más, unos menos, pero idiotas todos al fin y al cabo.
Hoy, hoy… ¡HOOOOY!, volvió a repetir ese chingado tamal. ¡Ya callate!, le espetó el otro chingado candidato tamal, que estaba a su lado, y comenzó a hablar. Ciudadanos chingados de Tamalville, mi nombre es Tamal La-vestida 8-A, y hoy estoy aquí, ante todos ustedes, en cadena nacional, gracias a Tamalvisión… Este candidato tamal, parecía tan bueno, no físicamente hablando… sino que espiritualmente. Y siguió hablando. Tamales… ejem, ejem. Chingados tamales que alcanzan a verme y a escucharme, vengo esta noche a decirles… ¡Ya callate!, le gritó un tercer candidato tamal. Y la cámara enseguida enfocó su cara de tamal. Compañeros chingados de Tamalville, no escuchen a estos dos chingados imbéciles, que solo quieren chingarlos. Yo soy diferente, yo vengo a proponerles algo DIFERENTE…
Todos los tamales, a lo largo y ancho de este chingado país, veian el debate presidencial por Tamalvisión, el tamal canal por excelencia, el tamal canal que más chingadas porquerías le proporcionaba a este chingado pueblo, sediento siempre de puras porquerías.
Pueblo… ¡Chingado pueblo de Tamalville…! Dejenme decirles mi chingado nombre. Soy el licenciado Tamal Lagarto Cobrador. Y, como mi nombre lo dice, esto es lo que soy: un cobrador… El debate presidencial había comenzado en la mañana, y pronto, sin que nadie lo haya notado, porque en Tamalville el tiempo era algo inexistente, ya se había hecho de noche. El chingado candidato de nombre Cobrador, siguió diciendo su chingado discurso. Esta noche vengo a hablarles, ciudadanos chingados, y quiero aprovechar para decirles de que yo soy la desesperanza de este chingado pueblo. Quiero rescatar a Tamalville de estos dos chingados imbéciles, que lo único que han hecho, los partidos que ellos representan, ha sido solamente chingar a este chingado pueblo…
Es él, ¡es él!, decían todos los tamales en sus hogares, mientras veian hablar por tamalvisión a este chingado candidato tamal. Es él, ¡es él!, el que ya no quiere que sigamos estando chingados… Todos los chingados tamales, por fin sabían la identidad del chingado candidato tamal que venía con intenciones de dizque cambiar a este pueblo, que tanto amaba estar chingado. Y todos los tamales , como sis sus chingadas mentes estuviesen conectadas entre sí, pensaron una misma cosa al mismo tiempo: HAY QUE MATARLO.