In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.” Antoine de Saint-Exupéry
El pasado sábado 21 de septiembre, se conmemoró el 25° aniversario de la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz de la Asamblea General de la ONU, en este documento se asentó que: “la paz no sólo es la ausencia de conflictos, sino que también requiere un proceso positivo, dinámico y participativo en el que se promueva el diálogo y se resuelvan los conflictos con espíritu de entendimiento y cooperación mutuo”.
¿Por qué es tan importante continuar impulsando el tema?, ¿cómo pueden los gobiernos en sus distintos niveles e instancias apoyar a las diversas instituciones dedicadas al desarrollo de la cultura de paz?, ¿de qué forma la reconstrucción del tejido social puede contribuir a la disminución de la violencia?, es innegable que, desafortunadamente, vivimos en un contexto global marcado por un aumento constante en los índices de criminalidad, pero, además se debe reconocer que la violencia no implica solamente hechos delictivos o relacionados con el narcotráfico, sino también un incremento de visibles ataques generalizados.
A pesar de todo el esfuerzo aún somos testigos de acciones donde las agresiones son cada vez más evidentes: automovilistas reclamando, diciendo groserías y tocando el claxon a la mínima incitación; papás y mamás desesperados gritando a sus hijos, o transeúntes discutiendo en las aceras, incluso en ocasiones llegando a los golpes por acciones que parecieran sin importancia. Y aunque con el paso del tiempo hemos llegado a “normalizar” estas actuaciones, sé que somos conscientes que son la consecuencia de una sociedad contaminada por la violencia.
Es cierto que la implementación de estrategias de seguridad le corresponde en gran medida a las instancias gubernamentales, sin embargo, la búsqueda de la paz es una situación que nos incluye y como sociedad el compromiso debe ser visible.
Se ha mencionado en repetidas ocasiones y, sin embargo, a pesar de ello pareciera que aún no hemos entendido que el núcleo familiar es uno de los más importantes y significativos, aquí aprendemos valores, una manera amable de tratar a la gente o incluso a romper paradigmas y escuchar sin juzgar.
Empezar en casa con una sana relación entre los integrantes de la familia poco a poco nos permite extender estas acciones positivas hacia el exterior, incluso su Santidad el Papa Francisco mencionó: “Cada acción y cada gesto de ustedes hacia el prójimo puede construir la paz. El auténtico constructor de la paz es el que da el primer paso hacia el otro. Y esto no es debilidad, sino fuerza, la fuerza de la paz”.
Por otro lado, la participación de instituciones públicas y privadas también es esencial; bajo este contexto el Consejo Nacional de la Abogacía “Ignacio L. Vallarta”, presidido por Ricardo García Villalobos, en coordinación con el Instituto Mexicano de Prevención del Delito e Investigación Penitenciaria, otorgaron la presea “Dra. Ruth Villanueva Castilleja”.
Este reconocimiento tiene como objetivo destacar la labor de hombres y mujeres comprometidos en el trabajo de la cultura de paz, entre las personas reconocidas se encuentran: Franco Carreño Osorio, Gianni Rueda de León Iñigo, Magda Licet Labastida, Rosalía Buaún Sánchez, Karla Teresa García Villalobos, Taidé Michelle Zendejas, María Paula García Villalobos, José Elías Romero Apis, Héctor Sulaimán Saldívar y Fernando Rangel Ramírez.
Pero además de la labor institucional y gubernamental la reconstrucción del tejido social requiere un verdadero acercamiento a quien sufre, una perspectiva mucho menos lacerante, alejada de los prejuicios; es decir un trabajo de reconciliación desde diferentes ángulos.
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.