Por Aurelio Contreras Moreno
Aunque su participación personal en el proceso electoral que se desarrolla en Veracruz ha sido de muy bajo perfil, nadie puede dudar del papel que ha jugado Dante Delgado Rannauro para convalidar la intentona porque en la entidad la gubernatura se herede de padre a hijo.
Uno de los partidos que postulan a Miguel Ángel Yunes Márquez a la gubernatura del estado de Veracruz es Movimiento Ciudadano, del cual Delgado Rannauro es prácticamente el dueño. Al mismo estilo que Andrés Manuel López Obrador lo es de Morena y, en su momento, antes de que se lo arrebataran, Elba Esther Gordillo de Nueva Alianza.
Movimiento Ciudadano –en sus orígenes llamado Convergencia por la Democracia y luego simplemente Convergencia- ha sido un magnífico negocio para Delgado Rannauro. Además de permitirle mantener vigencia en el espectro de la política nacional y local a casi 22 años de haber renunciado a su militancia priista –misma que le llevó, entre otros cargos, a ser gobernador sustituto de Veracruz-, le ha servido como un trampolín para acceder a cargos y presupuestos públicos, para sí mismo o a través de sus incondicionales.
Con todo lo que eso conlleva.
Desde la fundación de este partido hacia finales del siglo pasado, Dante Delgado ha ejercido un férreo control que no ha estado exento de acusaciones. Más de un presidente municipal surgido de sus filas ha denunciado que el líder del “movimiento naranja” les exigía descomunales “moches” para mantener la operación de su franquicia. Y muchos que alguna vez fueron sus fieles, terminaron alejándose de él y desertando, pues el dirigente político tiene la mala costumbre de “encarrilar” a la gente que quiere acceder a una candidatura, sacarle dinero, y al final dejarla con un palmo de narices pues hubo quien “pujó” más fuerte para quedarse con la postulación. Dante, juran, nunca pierde.
Hace tiempo que en Veracruz el dantismo se apagó. Lo que hace 20 años era un verdadero movimiento político local que llegó a tener importantes espacios e influencia, de unos años a la fecha ha perdido prácticamente todo su capital en el estado. Ahora mismo, Movimiento Ciudadano no tiene ni un diputado en el Congreso local, y los legisladores veracruzanos que tiene en la Cámara federal llegaron por la vía plurinominal.
Parte de la debacle dantista provino de su rompimiento con el lopezobradorismo, que desechó a Movimiento Ciudadano para ir en coalición por negarse a acatar sus draconianas condiciones políticas. Delgado Rannauro no aceptó, quizás envalentonado porque en Jalisco su partido se empoderó gracias a la figura de Enrique Alfaro, quien muy probablemente gane la elección de gobernador en aquella entidad.
Fue así que Dante decidió pactar con el PAN y el PRD para lanzar ese pavoroso “Frankenstein” llamado “Frente por México”, que derivó, como era obvio que sucedería, en la coalición electoral que lleva por nombre “Por México Frente”, en la que el verdadero ganador, sea cual sea el resultado final de los comicios, será Delgado Rannauro, pues aportando prácticamente nada, Movimiento Ciudadano obtendrá posiciones legislativas y mantendrá su registro. Nuevamente, Dante no pierde.
El pasado martes, Delgado Rannauro publicó una carta en la que recordó que hace 21 años fue encarcelado y se quejó del trato que se le sigue dando por ese motivo, ya que en medios y redes sociales se refieren a él como “presidiario” y “corrupto”.
Menciona Dante en su misiva que fue encarcelado “por cuestionar y confrontar al régimen de esa época”, destacando que “me detuvieron cuando iba a visitar a mi padre que estaba enfermo; no lo volví a ver con vida, murió mientras yo estaba encarcelado. Llevé mi defensa dentro de prisión y allí me hicieron llegar un mensaje con una de las personas que más quiero, mi esposa: ‘Si te disciplinas, sales’, aseguró en su carta.
“Pasé quince meses en prisión, lejos de la gente que quiero, no pude despedirme de mi padre, me difamaron y ensuciaron mi nombre”, escribió Delgado Rannauro, responsabilizando de todo ello al entonces presidente Ernesto Zedillo. Pero increíblemente, se le “olvidó” mencionar a alguien.
Quien haya vivido y recuerde esa época, tiene perfectamente presente que el encargado de “ejecutar” la aprehensión y encarcelamiento de Dante Delgado fue quien fungía como secretario General de Gobierno del Estado en ese momento: Miguel Ángel Yunes Linares. El mismo que le mandó el mensaje de “si te disciplinas, sales”. El mismo que condicionó su asistencia al sepelio de su padre a que lo hiciera esposado, a lo cual el ex gobernador sustituto, en un acto de dignidad, se negó.
Hoy, Dante Delgado apoya la candidatura del hijo de su verdugo para que se eternicen en el poder en Veracruz. Hasta le levantó la mano. No le queda el papel de mártir. Aquella dignidad se quedó en la prisión. Eso sí que lo perdió.
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