FRANCISCO RODRÍGUEZ
Se fue otro año más entre la bruma de la incapacidad y la ignorancia. El pueblo sigue bombardeado por una catarata de sandeces que parece ser la narrativa eterna de la molicie y de la corrupción. Para los ingenuos, aparte de los votantes de los zarandeados 30 millones de votos, que pensaron que esto iba a mejorar, malas noticias: todo sigue igual y puede empeorar.
Una casa de análisis revela que el ochenta por ciento de las respuestas del Caudillo en esa masacre lingüística que es la mañanera, son falsas, no tienen asidero en la lógica elemental, ni en los resultados prometidos. El presupuesto asignado de más de cinco billones de pesos para el ejercicio federal se fue al caño.
No hay una sola obra que respalde el gasto faraónico. No hay un solo delincuente de renombre tras las rejas, aparte de los charalitos del show mediático. No hay más escuelas, carreteras, infraestructura novedosa, no hay aplicación de la justicia, no hay inversiones, no hay nada que pueda respaldar las alharacas de todos los días.
No hay empleos nuevos ni bien pagados, seguridad, educación, salud, turismo, vivienda, transporte, comercio, ni hay dinero para cubrir lo ya gastado. El presupuesto del año que finalizó no ha podido ser cubierto con los impuestos respectivos, simplemente porque la economía no funciona.
Volvimos al lugar común de la demagogia, la frivolidad, el hastío
Y sí, lo único que ha sido cubierto con puntualidad, gracias a las recomendaciones de los preocupados con el aquelarre, son los pagos puntuales y hasta adelantados de los intereses de la deuda externa. Ahí sí se han aplicado, hasta mejor de lo que hacían los entreguistas neoliberales. Un escándalo mayúsculo.
Gracias a esto último, las calificadoras neoyorquinas se han recatado para emitir sus juicios y pronósticos sobre la deuda soberana. De eso depende la tranquilidad del régimen. En lugar de haber buscado alternativas comerciales y geopolíticas nos encerramos en la absurdidad de los decadentes.
El país ha caído en lo anodino, en un modelito de ser que creíamos podía abandonarse para ser mejores, para atender las expectativas de los jóvenes, de los pobres, de las franjas vulnerables de la población. Y todo lo contrario, volvimos al lugar común de la demagogia, el populismo, la frivolidad, el hastío.
El Caudillo seguirá escondiéndose, bajo el pretexto de ir a comer platillos regionales a las zonas deprimidas, a buscar los aplausos fáciles de aquellos que puedan ser movidos por sus promesas vanas, por su retórica insaciable, por los afanes de reelección anticipada. Abandonará siempre que pueda su oficina de Palacio, dejando la conducción nacional a sus ujieres consentidos. Tal vez sea lo mejor.
Lo que nos faltaba: comités de purificación revolucionaria (?)
El nuevo año, el inicio de la década mexicana, pinta para el olvido. El presupuesto de más de seis billones, aparte de fantasioso –pues no se ven las contribuciones que puedan completarlo– es ridículo. Más gasto a las actividades improductivas, a las ocurrencias reeleccionistas, al encantamiento de fans de las aldeas, en medio de la miseria discursiva.
Nadie que esté en sus cabales piensa invertir. Y así ningún país puede salir adelante del espasmo. Menos, con las amenazas fiscales recesivas, que criminalizan y son rancheras, que se profieren desde el máximo sitio de una dizque política popular y perturbadora.
Sólo faltaba la amenaza que están dando a conocer los delegados estatales del régimen, acerca de constituir comités de purificación revolucionaria (?) en todos los barrios, cuadras y poblaciones del país para detectar a aquellos ciudadanos que osen oponerse a los dictados del Caudillo. Otra vez, ¡hágame usted el refabrón cavor!
Los milicianos de huarache aportarán sus pesquisas y acusaciones contra todo aquel que rezongue. Y ahí estará el aparato corrupto de la justicia y de la administración para imponer los correctivos revolucionarios a toda conducta que no satisfaga al Caudillo. Sólo esto nos faltaba, para irnos por abajo de los países más pobres de la Tierra.
AMLO usó recursos oscuros cuando fue jefe de gobierno del DF
La realidad es que las cuentas no le cuadran al Caudillo. Acostumbrado al ejercicio del único cargo de responsabilidad que tuvo en la vida, la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal, hoy se topa con un escenario inimaginable: ¡no tiene recursos para sus aventuras políticas!
Porque en el Distrito Federal sí tenía de dónde agarrar. Muchos analistas y estudiosos del presupuesto han develado la cortina del engaño: las cantidades fantasmagóricas que salían de “los entres” y de los autogenerados de la ciudad daban para gobernar ensarapado y ubérrimamente protegido.
La cantidad de recursos provenientes de las policías bancarias, las preventivas, los corralones, los derechos y aprovechamientos no comprobables de la Central de Abastos, las licencias, permisos y verificaciones chafas a los giros negros y de todo tipo, producían bolsas de gasto que nunca tuvieron que comprobarse.
Y esa era la magia del Distrito Federal. Por eso nunca había reproches, ni disensos, aunque no se tuviera mayoría en la Asamblea Legislativa. Aunque los partidos agachados fueran de oposición. En la capital nacional era otra la voz cantante: la del dinero en efectivo, sin supervisión, sin contralorías públicas ni sociales. Un engaño monumental sobre las capacidades de los estadistas de huarache.
Ahora sólo le quedaría recurrir al dinero negro de los narcotraficantes
En el presupuesto federal, más revisado por los contrarios, no hay para dónde hacerse. O es un caminito más difícil. De todos los rubros comprometidos, sólo restan alrededor de cincuenta mil millones anuales para las ocurrencias del titular del Ejecutivo. Mucho menos dinero del que dispone cualquier narco que se respete.
La única solución es aceptar dinero sucio, bueno, es un decir: aquél proveniente de la delincuencia organizada. Es el único que no está reglamentado. La alberca para bañarse y saciar todos los apetitos del poder. Pero hasta ése cuesta trabajo acceder, si se quiere salvar el pellejo.
Como no es así, volveremos a ver dentro de cinco años los episodios lamentables de los acusados de corrupción y de encubrimiento. Mientras, a darle que es mole de olla. Pero los bolsillos de los políticos deben ser de cristal, decía el gran alcalde madrileño Enrique Tierno Galván, parece una sentencia contra los aprendices de déspotas.
Con el desfonde de Morena, ya no habrá quien le cubra las espaldas
Vamos rumbo al precipicio, hay que reiterarlo.
Y a repetir también las historias de los malos gobiernos desde que tenemos memoria.
El problema es que al parecer, con el desfonde de Morena, ya no habrá quien venga atrás y cubra con el manto impune a los que pronto se van.
¿Veremos la Quinta Transformación desde el podio o desde atrás de bartolinas?
Es la pregunta.
Porque dinero presupuestal ya no va a haber.
Se lo acabaron en puras ocurrencias.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Y continúa la adecuación a la 4T del marco legal del país. Ayer, el líder de la bancada mayoritaria en el Senado de la República, Ricardo Monreal, anunció que en el siguiente periodo ordinario de sesiones se tratarán asuntos tales como la ley de amnistía, el fuero, elevar a rango constitucional el sistema de bienestar social, cannabis, outsourcing, así como las reformas judicial, electoral y al sistema financiero. También se encuentra el relacionado con la economía circular, bienestar animal, cuidado al medio ambiente y combate al cambio climático, derecho al olvido en plataformas digitales, a la verdad y al libre desarrollo de la personalidad y las leyes secundarias del artículo 19 de la Constitución sobre delitos graves. Asimismo, la reducción al financiamiento de los partidos políticos y el contenido nacional en servicios de plataformas digitales, como Netflix y YouTube.
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