Visiones y perversiones
Carlos Ferreyra
Estoy poco menos que al borde de una crisis de lo que sea; apenas salimos de un comediante que un día se disfraza de florido macetero, otro aparece como contador de gracejabas y siempre ofensivo o sin mirar hacia abajo.
Vienen las elecciones en las que no creo cuando los militares humillan en público al mandatario a quien ya, de plano, no lo pelan. Tampoco a su ama de llaves, a la que ven como si fuera trabajadora doméstica. O la abastecedora de fondos.
Los segundos pisos los que se ocupó aunque no estaban en el organigrama de responsabilidades , junto con quien en ese momento era su marido, Carlos Imaz Gispert, sirvieron como conductos para recaudar fondos entre proveedores del DF, aprovecharon para agarrar uña pizcachita y se fueron a recorrer Europa, la tierra de los ancestros de la pareja.
Hace poquitito quizá un mes a lo máximo, la señora fue denunciada por robarse dos mil pesos de la cuenta de ahorros para el retiro de cada uno de los cientos de miles trabajadores del gobierno capitalino. El ruido fue acallado de inmediato y no sabemos qué pasó.
Ante esta pareja de imposibles seres subhumanos, surge de pronto una cierta esperanza, encarnada por una dama inteligente, culta, laboriosa y creadora de empleos, pero la vemos aparecer disfrazada de florero, pegando brinquitos como niña chiquita, en su bicicleta con uno de sus floridos baturrones de costumbre, mochilita a la espalda transita por una extrañamente solitaria avenida y llega a donde también insólita y casualmente están reunidos a media calle dos decenas de fotógrafos.
Entre ellos algún reportero cuya entrevista no escuchamos.
Lo que miramos hasta ahora, es una temible repetición del actual payasito de la tele y no pensamos en Cepillín ni en Brozo.
Bloqueada, encerrada por sus vociferantes y supuestos partidarios, no conocemos su pensamiento ni sus proyectos entre los cuales debe ocupar sitio preferente, la relación con los militares y el futuro de ese gremio hoy tan poderoso.
Fastidiado pues de tanto cinismo y tanta indolencia de los ciudadanos, quiero probar suerte como comentarista de modas. Si llega una, por fachosa no habrá nada para comentar, pero si llega la otra, los huipiles cambian en colorido y el trabajo manual, bordado, punto de cruz. Tampoco nada para analizar.
Por lo pronto vamos a presentar este modélico muy FASHON (no sé lo que quiera decir, pero la palabreja usan mucho los modistos) está elaborado con telas suaves en colores pastel y con aplicaciones que le dan un aspecto guerrero, de hombre varonil.
Para atemperar las posibles reacciones misóginas, luce una deliciosa faldeta tableada, reminiscencia de los días cándidos, y unas tobilleras para acercar esta creación al tipo de hombre deportista.
Los guantes en negro, contrastan con la dulzura de las sedas mezcladas con la tela de la chaquetilla y también ponen el acento en la galanura del portador Y la pistolera, apropiada para el peine, la billetera y los afeites necesarios. Evita los bolsillos abultados que descuadran la elegancia.
Se analiza si puede ser el uniforme de las fuerzas del orden, especialmente cuando evaden los abrazos de la delincuencia muy bien organizada…