Aunque Pese
Por Salvador Martínez G.
Ya en alguna entrega anterior habíamos hablado de la notoria debilidad de los partidos de oposición en México, los cuales no aglutinan a los grupos discordantes del gobierno.
Y, actualmente, 89 organizaciones políticas buscan convertirse en partidos, sin mucho éxito, ante los rígidos requisitos marcados por la ley de realizar, cuando menos, 200 asambleas distritales con una asistencia mínima de 300 personas en cada una, certificada por notario, además de afiliar a 256 mil 30 personas en todo el país.
Hay muchos más requisitos, pero los mencionados son los costosos y difíciles de lograr, lo que deja sin oportunidad a la gran mayoría de los grupos que habían planteado su solicitud al INE. Uno de ellos, el más alharaquiento, encabezado por Eduardo Verástegui y presuntamente respaldado por el partido Republicano de Estados Unidos, denominado Viva México, se desinfló y difícilmente logrará cubrir todos los requisitos.
La fecha límite para que los movimientos políticos puedan convertirse en partidos se agota en enero del 2026 y, por lo que hasta hoy se observa, la Asociación Política de Somos México ya lleva 83 asambleas impulsadas por viejos políticos de cuestionadas trayectorias como Emilio Álvarez Icaza, Guadalupe Acosta Naranjo o Cecilia Soto, quienes dicen representar un gobierno de centro sin extremas derechas o izquierdas.
El otro movimiento que pudiera reunir los requisitos de ley es un refrito del PES, que ya en dos ocasiones ha participado en procesos electorales sin haber alcanzado el 3 por ciento de la votación nacional que se exige para mantener el registro vigente.
Así, podemos observar que no hay nada nuevo bajo el sol y, aun cuando estos grupos puedan alcanzar el registro como partidos para poder competir en el proceso electoral del 2027, no aportan una acción verdadera para los grupos sociales que hoy se distancian de Morena.
SUSURROS
No son pocos los columnistas y articulistas que se desviven en elogios ante la justicia de los Estados Unidos y no dejan de acusar que en México hay impunidad.
Esos mismos “críticos” se niegan a observar que es justo en Estados Unidos donde radica el centro de la impunidad para los narcotraficantes, mismos a los que se les permite inundar de estupefacientes todas las ciudades de la Unión Americana.
Prueba palpable de esto es la negociación que la administración de Trump ha entablado con Ismael “El Mayo” Zambada, quien ya se declaró culpable por los delitos de narcotráfico, y hasta disculpas ofreció.
Desde luego que la “justicia” estadounidense le pide 15 mil millones de dólares para poder “avalar” su declaración de culpabilidad. ¡Qué bonita justicia la admirada por muchos en México!
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