En los hechos ha quedado demostrado que de nada han servido las encerronas, en la Casa Blanca, no sean mal pensados, entre el aprendiz de canciller y el primer yerno de los Estados Unidos. De nada han servido gastar tanto dinero en los constantes viajes a Washington si el cabildero no tiene ninguna influencia en la sede del poder estadounidense como quedó demostrado esta semana con la decisión de su suegro de mandar a la guardia nacional para que custodie la frontera con México.
Desde su campaña Donald Trump ha mostrado una actitud beligerante ante México, que no con los mexicanos, me atrevo a pensar que su odio es más hacia el gobierno, no es cuestión de xenofobia, como muchos piensa, en el fondo el empresario está molesto porque en alguna ocasión o en más de una, las autoridades mexicanas, de este y otros gobiernos no lo han dejado desarrollar sus negocios en suelo azteca.
Eso es lo que no han entendido los miembros del actual gobierno, empezado con su presidente que muy poco interés ha mostrado en la política exterior, cuando en tres ocasiones ha colocado en la Secretaría de Relaciones Exteriores a otras tantas personas sin el más mínimo conocimiento de la diplomacia que en el siglo pasado brillo y dio prestigio en el mundo a nuestro país.
¿Qué le negaron a Trump para que se comporte de esa manera? Seguramente un negocio, porque antes de ser presidente de la nación más poderosa del mundo, fue un empresario chapucero que realizó negocios sin pagar impuestos como lo denunció Hillary Clinton en el 2016.
Este jueves la clase política aplaudió al presidente de México Enrique Peña Nieto por su respuesta a su homólogo norteamericano, pero esto apenas empieza, Trump seguirá dando lata y de nada servirán las encerronas de Videgaray con Kushner.
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Hay molestia en el PRI por la sustitución del tradicional logotipo tricolor por los triángulos itamitas que utiliza el candidato ciudadano, José Antonio Meade. Por cierto en el PRI tienen esperanza de que en los tres debates, Meade logre bajar a Andrés Manuel López Obrador, lo que no saben es que el tabasqueño tiene diseñada una estrategia para nadar de a muertito, actitud que si bien no lo hará brillar frente a sus adversarios, tampoco lo hará quedar mal con sus seguidores…Cuando Jorge Castañeda vivió en los edificios de Tres Picos en la colonia Polanco su nombre aparecía en las paredes del estacionamiento con uno de los inquilinos que no cumplían con el pago de la cuota por mantenimiento.
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