Ricardo Del Muro / Austral
La imagen del mítico Robín Hood, que rescató Eric J. Hobsbawm en su clásico estudio sobre el bandolerismo social, parece renacer, aunque deformada, en esta violenta posmodernidad mexicana en donde han aparecido los señores de la droga y del huachicol. No me imagino a Errol Flyn o Kevin Costner interpretando a Robín como jefe de un cártel de narcos, pero existen el Chapo, el Mencho, el Mayo y muchos jefes de la delincuencia organizada que cuentan con una base social que la protege para así poder actuar en completa impunidad.
“En los últimos tiempos, ya lleva años, empezaron a operar bandas de la delincuencia organizada en la Lacandona, de hace 20, 30 años, por los límites con Guatemala. Ayer hablaba yo de cómo en Benemérito, que es un municipio limítrofe con Guatemala, en algunas localidades, no todas, la delincuencia organizada tiene bases al grado que cuando aterrizan aeronaves con cocaína y hay vigilancia, el Ejército, la Guardia, tienen que actuar rápido porque alguna gente protege a delincuentes”, reveló López Obrador su conferencia mañanera.
El periódico Reforma publicó que el Ejército advirtió que los grupos del crimen organizado usan bases sociales para confrontar a la autoridad. Una expresión de ello fue la movilización del lunes en Chilpancingo de pobladores de municipios de la región Centro de Guerrero, instigados por el grupo criminal de “Los Ardillos”.
“La delincuencia organizada mantiene confrontaciones abiertas en contra de autoridades civiles y militares, atentando contra el Estado de derecho y las instituciones, contando en algunos casos con el apoyo de su base social en entidades como Guerrero, Tamaulipas, Sinaloa y Michoacán”, señaló el Ejército en su informe de la “Fuerza Armada Permanente en Tareas de Seguridad Pública”.
Hace poco, López Obrador volvió a tocar el tema del huachicol, esto es, el robo de gas y de gasolina en los ductos de Pemex, que se localiza básicamente en Puebla. El presidente expuso que se informa a la gente que estas prácticas no solo son un delito, sino un riesgo constante para la población, aunque hay quienes no entienden y se dedican a perforar los ductos, a sacar gas y gasolina, por lo que han ocurrido tragedias, como la del 19 de enero de 2019, en el municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo, donde fallecieron 93 personas y casi 50 heridos.
El historiador británico Hobsbawn (1917 – 2012) en su libro Rebeldes primitivos (1968) explicaba que el bandolerismo social supone la revuelta campesina contra la pobreza y la injusticia, por lo que estaba encarnado en por la figura de Robín Hood, archiconocido por robar a los ricos para dárselo a los pobres. Estos bandoleros representan “una forma primitiva de protesta social”, en sociedades agrarias precapitalistas.
Sin embargo, el antropólogo Anton Block, al investigar a la mafia siciliana, cuestionó el enfoque hobsbawmiano afirmando que exageraba los lazos del bandido con el campesinado y minimizaba su interdependencia con los sostenedores del poder establecido, y sostuvo que las imágenes legendarias eran típicamente contradichas por la conducta real de tales bandoleros.
En Italia, el gobierno fascista de Benito Mussolini (1922 – 1943) fracasó en su lucha contra la Mafia, ya que los criminales no sólo aprovecharon el desabasto provocado por la Segunda Guerra Mundial, sino que se fortalecieron después del pacto que Lucky Luciano hizo con el ejercito estadounidense para ayudarlos a desembarcar en Italia.
Ha sido una larga y cruel lucha contra la mafia y esto lo saben bien los italianos, quienes tienen a sus mártires, como los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borselino, asesinados en 1992. Y allí siguen los mafiosos, ligados a todo tipo de intereses, incluso con el Vaticano.
El historiador británico John Dickie, entrevistado por el periodista Miguel Ayuso con motivo de la presentación en España de su libro Historia de la Mafia (2015), planteaba:
“Debemos ser cuidadosos. La mafia nunca ha sido una especie de organización de tipo Robin Hood, que se dedica a alimentar a los hambrientos, pero siempre ha tratado de presentarse como si lo hiciera. Sin embargo, en determinados lugares ha creado una dependencia económica. En un interrogatorio un jefe mafioso le dijo a un juez: “Estáis haciendo un buen trabajo, vais a las escuelas, dais charlas a los niños sobre las virtudes de la ley y la legalidad, mientras tienen 13 y 14 años, pero cuando tienen 16, 17 o 18 no podéis darles un trabajo y entonces acuden a mi”. RDM