La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Hay ideas tan light que, aunque les aplica la Ley de Gravedad, caen en diagonal
Propaganda y antipropaganda, a eso se resume el pretendido debate de ideas en un país lastrado por una serie de ancestrales y perniciosos problemas, entre los que sobresale la pobreza, que es la madre de todas las desigualdades. Veamos.
El presidente López Obrador se cuelga de la terminación de una pista, en lo que se supone será el aeropuerto Felipe Ángeles (en el 2025 le pueden recetar la misma medicina que él aplicó al NAIM), y hace de tal circunstancia una faraónica celebración en la que se despacha con la insensatez de afirmar, que es una obra sin parangón en el resto del mundo.
Por supuesto que no lo es, sin embargo, la respuesta se limita a un contrataque en redes sociales, definiendo al esperpéntico puerto aéreo como una ‘central avionera’, para solaz del respetable (en los dos bandos) funciona, pero para la viabilidad del país no.
Este patético esquema se repite de lunes a viernes, el tabasqueño se presenta en ‘la mañanera’ y lo mismo habla de Benito Bodoque que ordena crear el cargo de ‘gobernador’ del Palacio Nacional, ambas ocurrencias serán celebradas por sus fanáticos y ridiculizadas por los malquerientes. Este es el devenir de los días hábiles en los tiempos de la 4T.
Mientras tanto, producto de la pandemia de COVID19 y de la epidemia de ineptitud gubernamental, enfrentamos una crisis económica sin precedentes, el coronavirus no cede, las vacunas no llegan (amén de que no se apoya el desarrollo de un antídoto nacional), la inseguridad no disminuye, en fin, un coctel explosivo que cada momento se calienta más.
Ni hablar, se vislumbra otra alternancia fallida.