La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Cuando el futuro se define con un tiro de dados, hasta los profetas quedan desempleados
La catilinaria paterna era constante: estudia para que puedas ser una mujer o un hombre exitoso, la competencia es difícil, muchos buscan lo que tú quieres.
Hoy, sin embargo, los valores que la ‘cuarta transformación’ ofrece a los jóvenes para superarse, no se basan en los méritos, en la disciplina, la cultura del esfuerzo queda sustituida por el servilismo y el azar.
Para los que mandan, resulta más efectivo rodearse de discípulos ‘leales’ a toda prueba, en lugar de subordinados profesionales en la respectiva materia. En este sentido, la plebe es al caudillo lo que el cortesano al rey, dicho lo anterior, sin lugar a confusiones.
Además, ‘echar a la suerte’ puestos legislativos y/o en el Poder Judicial, es una bofetada a los sistemas profesionales de carrera, es decir, la ‘política pública del merenguero’, manda un mensaje rotundo a los estudiantes: su esfuerzo no sirve, el destino está sujeto a las decisiones de la ‘diosa fortuna’ la cual, siempre, obedece al juego del Tlatoani.
Así pues, la falaz planeación científica de la 4T, es una ruleta que da paso a un incipiente ‘sueño mexicano’, en el cual se legitima la posibilidad de llegar a ser senador, diputado o ministro de la Corte (sin el menor conocimiento), todo queda supeditado al contentillo del esperpéntico mandatario o mandataria en turno y, desde luego, a sus ‘dados cargados’.
Corre y va corriendo…