Columna día 4 de noviembre del 2019
Es incuestionable que La Industrialización y la Modernización acelerada han traído grandes beneficios a la humanidad, pero todos los cambios tienen efectos más allá de los directamente deseados. En nuestros días hay un consumismo generalizado que nos incentiva a cambiar cualquier cosa por otra más nueva y que se adapte mejor a nosotros, a nuestras necesidades reales o creadas, lo que esta ocasionando un creciente y peligroso tipo de contaminación química en varias partes del mundo, en donde se depositan o se tiran, los restos de nuestros electrodomésticos y demás equipos electrónicos de uso cotidiano como cámaras, teléfonos, televisores etc.
El increíble reto que representa el manejo de nuestra la chatarra electrónica y la del mundo que en conjunto suma 70% de todos los residuos peligrosos que anualmente se generan, provocando daños reales en nuestros mantos friáticos y en el ecosistema en su conjunto. Es curioso que la mayoría de los países – y ciudadanos- que estamos luchando contra el llamado cambio climático , no hagamos mucho por cambiar nuestros hábitos de fabricación y consumo, basados en una economía lineal que promueve el desecho. De hecho poco se hace en las secretarias de Industria o de economía de los países parte del acuerdo de Paris, por fomentar e incentivar el cambio del modelo industrial de la economía lineal al de la economía circular.
La “economía lineal” se dedica a Extraer, Fabricar, Usar y Desechar, mientras que la “Economía Circular” a la que debemos llegar, se enfoca como lo mencionamos la semana pasada, en el uso permanente de los materiales reciclando infinitamente los mismos para ser utilizados como materia prima de nuevos artículos, lo que bajará la presión en los temas de contaminación ambiental y también fomentaría la actividad económica al crear empleos, industrias y disminuir la demanda de minerales recién extraídos de la tierra, que serían sustituidos por los obtenidos de las desperdicios electrónicos –E-Waste-.
Es increíble que sean los desperdicios de los artículos que usamos en casa, en la oficina o en nuestras manos, los que estén generando 2 terceras partes de los contaminantes peligrosos –tóxicos- del mundo, superando a desechos de plantas nucleares, a los de aguas negras industriales, a los desechos urbanos, a los desechos industriales pesados, a los desechos de combustión, a los desechos agrícolas de pesticidas, a los desechos biológicos, a las limaduras de hierro y a los desechos de otras tantas industrias contaminantes como las pinturas y los solventes, etc. Cada que usted o sus hijos vayan a tirar a la basura común alguno de esos equipos electrónicos que parecen inofensivos, recuerde que de nada sirve que maneje un tesla o que promueva el uso de energías renovables si en su día a día no es coherente con sus acciones más sencillas.
De acuerdo con información emitida por la UNO y por el INECC en el 2018, el promedio del reciclaje del E-Waste a nivel mundial fue del 20% mientras que en México dicha actividad a penas llegó al 14%. El líder mundial en reciclaje de estos productos es Europa quien alcanzó un modesto 35% de reutilización de los minerales y materiales provenientes de la basura electrónica.
Los números anteriores nos dan una idea del volumen del mercado para aquellos países y empresarios que decidan meterse de lleno en el desarrollo de industrias y tecnologías que permitan la identificación, separación y rehabilitación de los materiales contenidos en la multicitada basura electrónica que genera algo así como 50 millones de toneladas anuales que están contaminando de manera importante al medio ambiente, incluso habiendo zonas en las que los niveles tóxicos de plomo –parte de dichos desperdicios- están 1000% por encima de los permitidos por las normas de salud internacionales.
Las tecnologías de energía limpia como paneles solares y turbinas de viento, no están exentas de generar una gran cantidad de desechos tóxicos, mismos que de no ser correctamente reciclados ocuparán importantes extensiones de tierra, tal parece que el fin del combustible fósil no es el fin de la contaminación, sino una nueva era de productos que debemos aprender a controlar como en su momento fueron el carbón y la gasolina.
Recientemente en Europa han aprobado nuevas reglamentaciones para que las compañías que producen y venden en dicha región del mundo, generen equipos electrodomésticos más fáciles de reparar, cuyas partes de reemplazo se encuentren por más tiempo en el mercado e incluso que haya una política de reutilización o reemplazo por parte de los fabricantes de dichos equipos al termino de la “vida útil” de los mismos, con lo que se busca motivar a dichas industrias para que piensen en cómo reutilizar sus propias partes una vez que los equipos sean obsoletos o inservibles. Tal ves sea un mea culpa de Europa ya que se ha señalado a Alemania – jefa de facto de la UE- como uno de los principales países que de manera ilegal exporta anualmente, miles de toneladas de chatarra electrónica a regiones de África, en donde se llevan a “desmembrar” dichos equipos bajo escasas normas de seguridad e higiene afectando la salud de niños y mujeres quienes son los principales empleados en tales sitios laborales.
Si tomamos en consideración que en cada teléfono celular, computadora y pantalla inteligentes existen más de 60 tipos de minerales y cientos de partes diferentes, podremos darnos cuenta del gran negocio que representaría su reaprovechamiento. Según el Foro Económico Mundial, los contenidos de minerales y materiales en la E-Waste, representan más de $62 mil millones de dólares anuales. Datos oficiales indican que cuando menos el 10% del oro que se extrae anualmente de todas las minas del mundo -3000 toneladas aprox.-, se emplea en la fabricación de teléfonos celulares, lo que nos da idea de lo valioso que puede ser el recuperar los minerales de los equipos electrónicos modernos.
Como dato referencial, México produce alrededor de 120 toneladas de oro anuales, mientras que china produce más de 400. En términos mundiales, el valor anual estimado de las ventas de oro es de $185 mil millones de dólares, por lo que el costo de mercado de dicho mineral dentro de los celulares representa unos $18.5 mil millones de dólares y subiendo.
Como ya hemos mencionado, debemos poner manos a la obra y promover la creación de nuevos modelos de negocio que desarrollen métodos y equipos para identificar, separar y procesar los residuos contenidos en la chatarra electrónica retomando el ejemplo de la era preindustrial en la que los seres humanos buscaban utilizar de una forma o de otra todo lo que tenían a su alrededor en contraste con la era actual del consumismo en la que ni siquiera usamos la comida que pedimos en un restaurante o la que tenemos en nuestros refrigeradores.
Cada teléfono inteligente esta compuesto hasta en un 40% de minerales tales como plata, oro, cobre, litio, tierras raras etc. Ahora, piense por un momento que cada kilo de oro vale $53 mil dólares aproximadamente, que en 50 mil teléfonos celulares hay un kilo de dicho mineral y que en el 2018, tan sólo en la república mexicana se vendieron 106 millones de equipos. En este orden de ideas si los recicladores nacionales extraen el Oro de los teléfonos que cada año se cambian en nuestro país, generarían 2,120 kilos del codiciado mineral con un valor estimado de $112 millones de dólares, lo que seria un buen negocio y representa menos de un 30% del valor estimado de los minerales contenidos en la chatarra electrónica.
¿Qué le toca a nuestro gobierno? Implementar una Política de Estado que fomente este tipo de industrias con capacidades mecánico-químicas empezando por implementar en la Secretaría de Economía una área responsable del fomento a la industria química que es un eslabón no desarrollado –OLVIDADO- en nuestra política industrial porque hay más oro en una tonelada de esa basura electrónica que en una tonelada de mineral de oro del que se extrae en nuestras minas.
¿Que le toca hacer a nuestras universidades? Implementar planes de estudio que fomenten el interés y la creación de la tecnología necesarias para diseñar y fabricar productos que sean fácilmente reutilizables en un modelo de economía circular.
¿Qué le toca a nuestra iniciativa privada? Fomentar la inversión en estos negocios que además de ser importantes para la salud de nuestra población, generan miles de millones de dólares en ganancias sustituyendo una parte de la minería tradicional por “minería post industrial”.
El objetivo es cambiar nuestra cultura del “use y deseche” por una de “use y re-use” como lo han sugerido las mentes y culturas más inteligentes de la historia de la humanidad.
Ahora que nos estamos terminando el “Pan de Muerto”, recordemos que en la historia de la humanidad y del mundo la basura de unos ha sido el tesoro de otros, vea a su alrededor porque usted puede ser el que aproveche lo que otros quieren tirar. Lo digo por experiencia propia, los paradigmas pueden hacernos mucho daño ya que nos cierran los ojos a las posibilidades de algo novedoso. Dese usted mismo la oportunidad de aprender y de aprovechar el tiempo que tenemos de vida para utilizar al máximo lo que tenemos a nuestro alrededor.
Durante muchos años nuestras paraestatales han tirado sustancias que podrían generar miles de empleos y millones de dólares en ganancias, pero están tan enfocados en ver qué se roban y cómo se reparten lo que hay, que poco atienden las posibilidades de crear nuevos ingresos y nuevos modelos de negocio que derramen tecnología y recursos económicos tan necesarios para desarrollar al país, de hecho si usted tiene la desgracia de usar su cerebro puede ser castigado y perseguido por la mediocracia que sólo sabe poner trabas y ven con rencor y envidia al que se atreve a quitar la venda de sus ojos.
Durante muchos años empresas nacionales se han visto limitadas por la falta de confianza de los inversionistas en ideas revolucionarias que cambiarían la manera en la que vemos un negocio o una industria en particular, nos pasado más de una vez, por ejemplo con la entrega de espejitos por oro en la conquista, ojalá y cambiemos esta tendencia y logremos desarrollar las tecnologías de las industrias químicas, físicas y médicas que dan valor agregado a nuestros recursos humanos y naturales.
La próxima semana hablaremos entre otras cosas, del SODIO o NA por sus siglas en la tabla periódica de los elementos, que es un metal que por venderse en cristales de cloruro de sodio es casi regalado por nuestros connacionales quienes siguen vendiendo “oro por espejitos” aun en el año 2019.
Le comparto mi opinión, usted juzgue y genere sus propias conclusiones.
Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona.
Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com.
Feliz semana y Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.