La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El y la que esté libre de secretos de alcoba, que difunda el primer chisme
Las y los funcionarios públicos, así como todo representante popular, están sujetos al escrutinio social, por como se desempeñan en sus cargos, los asuntos de alcoba no están en el listado de ningún tipo de contraloría.
La principal responsabilidad, de un funcionario, es manejar y supervisar que los dineros de la Hacienda pública, se operen con honestidad, por ejemplo, no hacer uso del cargo para enriquecerse, eso es lo que interesa al ciudadano, que no se roben los recursos del pueblo.
Por otro lado, un alcalde, secretario de despacho o diputado, son recordados por las obras y gestiones que llevan a cabo en el cumplimiento de sus deberes, sobre todo, que reditúen beneficios sociales y no signifiquen un desfalco al erario, como, por ejemplo, una refinería que no refina y que tuvo un sobrecosto brutal.
Al cura Hidalgo, lo mismo que a Morelos o el general Cárdenas, se les tiene en la memoria histórica por sus aportes al progreso del país ¿alguien los señala por sus amoríos?
El problema con Peña Nieto o López Portillo, fueron los incontables actos de corrupción durante sus mandatos, no sus ‘canitas al aire’, ese cotilleo, sólo hace las delicias de los integrantes de la ‘vela perpetua’, no son parte de lo que registra la historia.
Recurrir al chisme, como estrategia de comunicación política, sólo demuestra dos cosas: desesperación y falta de argumentos.