MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¡Vaya coincidencias! Entre octubre de 1991 y octubre de 1992, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari ocurrió un experimento reeleccionista en San Luis Potosí, del que fue protagonista obligado Don Gonzalo Martínez Corbalá, fallecido el 15 de octubre de 2017.
El jueves de la semana pasada, 15 de abril, el joven abogado y senador de la bancada verde Raúl Bolaños Cacho Cué, como no queriendo metió de última hora un artículo transitorio, el décimo tercero que desató al demonio de la reelección, pulsado reiteradamente por el licenciado López Obrador con la referencia de que su gestión concluye en 2024 “pero el pueblo manda”.
En aquellos días en los que don Gonzalo Martínez Corbalá cumplía la gestión interina en el gobierno de San Luis Potosí, porque Fausto Zapata literalmente no pudo asumir la gubernatura, repudiado por simpatizantes e integrantes del Frente Cívico Potosino encabezado por el doctor Salvador Nava Martínez.
Fue todo un entramado de intereses de grupos, entre los que se encontraban corrientes que no querían a don Gonzalo porque lo consideraban de izquierda socialista. No hay que olvidar su toral papel como embajador de México en Chile cuando fue defenestrado el doctor Salvador Allende por los militares encabezados por el general Augusto Pinochet.
Y es que don Gonzalo convino en renunciar al interinato, el 9 de octubre de 1992, y de inmediato aceptó ser candidato a gobernador, lo que fue considerado reelección y, por supuesto, experimento para que Carlos Salinas de Gortari se reeligiera en la Presidencia de la República. Finalmente Don Gonzalo desistió y, luego de un breve descanso, fue director general del ISSSTE.
¡Ah!, que tiempos del neoliberalismo hoy repudiado por el licenciado López Obrador, quien ha hecho mutis, deslindándose de cualquier experimento en la materia porque, ya lo dijo hace poquito, que en 2024 se irá a La Chingada, su rancho en Palenque dizque heredado por sus padres, donde el pasado fin de semana repasó con el empresario Carlos Slim algunos pormenores de la construcción del Tren Maya. Nomás eso.
Por supuesto, como su pecho no es bodega, el licenciado presidente no puede guardar secretos del tamaño de esta impronta legislativa que llevó a Bolaños-Cacho Cué, senador oaxaqueño egresado de la carrera de Derecho de la Universidad Iberoamericana –universidad fifí para machuchones que tienen más de dos pares de zapatos—a proponer ese artículo transitorio, a saber:
“Con el fin de implementar la reforma constitucional al Poder Judicial de la Federación publicada en el Diario Oficial de la Federación de 11 de marzo de 2021 y las leyes reglamentarias a las que se refiere el presente decreto, la persona que a su entrada en vigor ocupe la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Consejo de la Judicatura Federal, durará en el encargo hasta el 30 de noviembre del 2024”.
Bueno, bueno, esa es la parte sustancial de esta propuesta que ha generado un escándalo y que la misma tarde-noche del pasado jueves 15 de abril llevó al patriota legislador, cuya carrera creció al lado del hoy gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat.
Le comparto una parte de la explicación no pedida que expuso Bolaños-Cacho Cué ante el pleno senatorial, cuando el coordinador de la bancada de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, había apaciguado ánimos de la oposición legislativa.
“Gracias, ciudadano presidente –dijo Bolaños-Cacho Cué–. Comparezco por las multialusiones personales que se han realizado en este Pleno del Senado de la República, y en condiciones que nadie quien respeta a las instituciones de este país desearía.
“Pero, como decía aquella biógrafa inglesa que describía a Voltaire: “podré no estar de acuerdo con lo que dicen; pero defenderé hasta la muerte su derecho de decirlo”.
“C…) Comparezco también para dar la cara, porque hace unos momentos una Senadora a quien yo considero mi amiga, decía que no estaba aquí para dar la cara, y doy la cara porque represento a una generación de políticos que creen hacer las cosas distintas, que creen mirar de frente y que cree en que la defensa de sus argumentos está la congruencia de sus ideas y de sus acciones”.
Y luego se perdió en justificaciones, argumentos, autodefensas y etcétera y etcétera para ofrecer:
“Estoy listo para dar el debate, estoy listo para defender mi punto de vista, nunca con la cerrazón de condenar lo que, quienes no están de acuerdo con mi punto de vista, afirmen”.
¿Usted le cree al senador oaxaqueño? ¡Yo tampoco!
¿Por qué presentar a última hora y cuando el pleno había aprobado el grueso de las reformas . ¿Sorprendió a sus contrapartes? Sin duda.
Los legisladores, a esa hora, estaban en todo menos prestándole atención al curso de la sesión. Vino la reacción, la exigencia de la segunda votación, el encabronamiento de la oposición pillada. ¿Sorprendida?
En política no hay casualidades. El abogado Bolaños-Cacho Cué carece de experiencia legislativa y no es constitucionalista. Vaya, vaya, su carrera al lado del gobernador Alejandro Murat tiene esa condición de haber abrevado en esos veneros donde la mano de Pepe Murat Casab es elemental, por más que se diga lo contrario.
José Murat Casab ha estado en momentos realmente históricos, por ejemplo desde aquel día cuando Luis Echeverría salió huyendo del auditorio de la Facultad de Medicina de Ciudad Universitaria, cuando recibió una pedrada en la cabeza, hasta el 23 de marzo en Lomas Taurinas y luego como operador de Alejandro Alito Moreno, en el gobierno de Campeche. Algo se aprende, algo.
Por eso, vale la pena repasar la respuesta, sin alusión al senador verde oaxaqueño, del licenciado López Obrador, en la mañanera de inicio de semana, cuando Dalila Escobar, quien se presentó como “de ATiempo.tv”.
–Preguntarle, primero, sobre el tema de la ampliación del periodo de Arturo Záldivar como ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ya ayer algunos diputados de Morena -sabemos que está en la cancha de la Cámara de Diputados- se manifestaron por rechazar esta ampliación porque lo consideran anticonstitucional. Preguntarle si usted también consideraría que es anticonstitucional esta decisión que tomaron en el Senado de la República—planteó Dalila.
—Yo entiendo que no, que es constitucional, que no es inconstitucional, pero eso lo van a decidir en la Cámara de Diputados.
“Mi opinión –prosiguió el licenciado presidente, quien se ufana de saber de todo– ya la externé, es que el ministro presidente de la Corte es un hombre íntegro, honesto y que ayudaría mucho en la renovación del Poder Judicial, porque urge la reforma al Poder Judicial.
“Entonces –abundó–, si ya se están por aprobar leyes para combatir la corrupción en el Poder Judicial, para combatir el nepotismo en el Poder Judicial, si ya se aprobaron esas leyes y si para llevarlas a la práctica se requiere que el actual presidente continúe dos años más, porque es garantía de que esos cambios se van a llevar a la práctica, que se van a realizar, yo estoy de acuerdo”.
Y luego, como en eco de la argumentación del joven senador Bolaños-Cacho Cué, Andrés Manuel pontificó:
“Es fundamental la reforma en el Poder Judicial. No puede haber jueces ni magistrados ni ministros que están nada más al servicio de grupos de intereses creados, que están al servicio de los potentados, no al servicio del pueblo”.
Pero, no se incomode, por favor, tome usted con calma este artículo, serenidad y paciencia, porfis.
“Entonces –adujo el inquilino del Palacio–, se requiere una reforma en el Poder Judicial y si no es contrario a la letra y al espíritu de la Constitución y si así lo decide la Cámara de Diputados yo estoy totalmente de acuerdo, porque no se nos va a volver a presentar una oportunidad así”.
Y, como para no despertar sospechas reeleccionistas, Andrés Manuel advirtió al pueblo bueno:
“Si no se amplía el periodo, quien llegue va a ser más de lo mismo, va a significar más de lo mismo, más de lo anterior, más de lo que significaba el antiguo régimen. Entonces, no olvidemos que estamos aquí para transformar, no venimos a que las cosas continúen igual. Han hecho los conservadores un escándalo, una bulla con este asunto, porque saben de lo que se trata”.
¡Por supuesto sabemos de lo que se trata! ¿Le creemos al senador Bolaños-Cacho Cué y aceptamos la perorata del licenciado presidente? ¡Vaya casualidades reeleccionista! Y qué tal que en un momento un transitorio amplíe el sexenio porque, así lo cita el prócer, “si no se amplía el periodo, quien llegue va a ser más de lo mismo, va a significar más de lo mismo, más de lo anterior, más de lo que significaba el antiguo régimen. Conste.
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