El método que utilizó el entonces gobernador priísta del Estado de México Enrique Peña Nieto, para estar “a partir un piñón” con el régimen panista fue sencillo: se dedicó a acallar, por la vía macabra, las protestas de los ejidatarios de Atenco, que se opusieron con firmeza al fraude inmobiliario del nuevo Aeropuerto, proyectado sobre sus terrenos.
El incompetente Pedro Cerisola, secretario de Comunicaciones y Transportes del foxiato, en un arranque de locura, ignorancia y ambición le había propuesto a los ejidatarios de Atenco sumas ridículas por metro cuadrado, las más bajas y provocadoras, para despojarlos.
Como los ejidatarios respondieron con serias manifestaciones e inconformidades a esa truculencia, blandiendo y estrellando sus machetes contra el pavimento de las principales calles de la Ciudad de México, Vicente Fox, asustado, tuvo que cancelar el desdichado proyecto.
Pero todavía había un recurso: la inconsciencia del priísta Peña Nieto, que lo hizo ordenar directamente a su Jefe de Seguridad, el famoso Willy Robledo, genízaro de Carlos Slim, ejecutar una de las acciones más desquiciadas a las que se pueda atrever un gobernante, ansioso por el respaldo panista.
Las fuerzas armadas y policíacas del Estado de México arremetieron con fiereza inédita contra todos los pobladores de San Mateo Atenco, incluso contra jovencitas corresponsales de medios extranjeros que se encontraban cubriendo la noticia en esa localidad.
Los ejidatarios y los pobladores fueron violentamente golpeados y masacrados. Las periodistas extranjeras, violadas, deshonradas, vejadas y torturadas a bordo de los camiones azules y verde olivo. De todo quedaron testimonios. Con esto no contaba el ofrecido petimetre.
Eruviel Ávila llevó las cosas al extremo con la Ley Atenco
Se hizo un escándalo mundial de este rito de chacales con poder. De todo el planeta surgieron las airadas protestas por la vileza ejercida contra sus connacionales. Peña Nieto endureció el trato y recluyo a toda la familia atenquense Del Valle en reclusorios de alta seguridad.
Es fecha de que ese agravio no ha sido liquidado totalmente, a pesar de que las acciones de represión tienen casi doce años de haber sido ejecutadas. Peor aún, el lambiscón Eruviel Ávila Villegas, sucesor de Peña Nieto en el palacio de Toluca, llevó las cosas al extremo.
Hizo aprobar a su dócil Congreso la llamada Ley Atenco, que habilita a las fuerzas armadas y a las policías locales para dispersar y hasta apresar a quienes acudan a manifestaciones y reuniones públicas en cualquier momento…
….a quienes atenten, según su criterio, contra la seguridad, el orden público, la integridad, la vida y los bienes, tanto públicos como de las personas que se crucen en el lugar y momento equivocado.
“México va camino a un Estado totalitario”: Fernando del Paso
“Pero todo, todo se acaba, la vida misma también se va…”, decía José Alfredo Jiménez en la emblemática canción ranchera “Despacito”, todo un lujo de nuestro casillero vernáculo. Fernando del Paso, el mejor escritor mexicano vivo, una gloria del pensamiento, acaba de delatarlo con todas sus letras.
Al conmemorarse los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, y recibir el Premio que lleva su nombre de manos de la intelectualidad y la monarquía española, el gran Del Paso, un escritor lúcido y luchador social entrañable, expresó su indignación.
En el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, un monumento cultural decimonónico al autor de la emblemática figura de El Quijote, al Manco de Lepanto, el mexicano Fernando del Paso venció la vergüenza de hablar mal de su país en el extranjero.
Recordando seguramente lo que alguna vez dijo el poeta alemán Bertold Brecht –“el que sabe y calla es un criminal de sí mismo”–, Del Paso advirtió, en tono preocupado, que “México va camino a un Estado totalitario”.
Que las cosas han cambiado sólo para empeorar; que continúan atracos, extorsiones, secuestros, desapariciones forzadas, feminicidios, abusos de poder, corrupción, impunidad y cinismo. Denunció a los cinco continentes la aprobación de la Ley Atenco….
… una desdichada normatividad a la que en México, los medios de comunicación impresa, radioeléctrica, oficiales y privados, no han mencionado, no han dicho ni chus, ni mus. Todo pasa calladito, cubierto bajo una negra estela de sangre y de sombras.
Y eso que no mencionó los demás bodrios legislativos
El autor de Palinuro de México, Noticias del Imperio, José Trigo, Sonetos del amor y de lo diario y un sinfín de libros producto de sesenta años de investigación y de la mejor prosa en español, añadió : “No decirlo, me daría más vergüenza”. Una verdadera conciencia nacional.
Aunque Del Paso es el sexto escritor mexicano que ha recibido el Premio Cervantes de la lengua española es, a mi juicio, el único que, por su intachable trayectoria y conducta de luchador social por las mejores causas, lo merece a satisfacción y pundonor.
Y sólo habló de la Ley Atenco, que es legislación aprobada y vigente. Tuvo el esmero de no comentar todos los engendros golpistas que se están cocinando en el Congreso, bajo las infames batutas de Emilio Gamboa Patrón y César Camacho Quiroz, palafreneros del chaparrito Humberto Castillejos Cervantes, procónsul de Los Pinos en las cámaras, dizque autónomas del Poder Ejecutivo.
Sí se hubiera referido a los bodrios legislativos que tienen ya la aprobación de la Cámara Baja –nunca mejor utilizado el concepto–, hubiera escandalizado a los medios internacionales. Las reformas ministeriales y judiciales militares…
… la cancelación de las garantías individuales, del derecho de libre expresión y los estados de sitio que proponen, no sólo nos conducen al Estado totalitario, sino derechito al gorilato sin cortapisa, a la rapiña sin objeción, al desierto de los derechos fundamentales.
¡Bienvenido el Premio al gran Del Paso, una voz señera de nuestro país!
¡Muera el mal gobierno! ¡Muera la ignorancia!, ¡Muera la rapiña!
¡Viva la libertad!
Índice Flamígero: Don Miguel Ramírez lee el Índice en Torreón, Coahuila, y de allá envía este mensaje: “Algún día, Francisco, nuestras opiniones podrían no coincidir. Ese día fue hoy. En su columna de hoy lunes escribe que “Cuauhtémoc Cárdenas le dijo a Javier Corral que no merecía su apoyo “moral” siquiera”. Me sorprendió su afirmación porque su servidor ha leído lo contrario. Por lo mismo, repasé lo que sucedió la semana pasada en Chihuahua. En el diario SinEmbargo aparece, el día 23 de abril, la siguiente declaración de Cuauhtémoc Cárdenas: “Yo deseo que en esta empresa plural que han emprendido, acompañando a Javier, haya los éxitos que están esperando”. Por su parte, La Jornada, de fecha 24 de abril informa lo siguiente: “Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano manifestó aquí su apoyo a Javier Corral Jurado, candidato del PAN y de Alianza Ciudadana a la gubernatura de Chihuahua. El tres veces ex candidato presidencial se sumó así a las figuras de izquierda que han externado su respaldo al abanderado blanquiazul, entre ellos la escritora Elena Poniatowska, Porfirio Muñoz Ledo y Víctor Quintana, exlíder local de Morena”. Ojalá que usted, Francisco, en su siguiente columna pueda confirmar o rectificar lo escrito el día de hoy. “Sucede, don Miguel, que el escribidor leyó la información aquí referida en diarios locales de Chihuahua. Le presento mis disculpas, lo mismo que al resto de los amables lectores. + + + Extraña pareja forman Martí Batres, dirigente de Morena en la CDMX, y el xochimilca Avelino Méndez Rangel. Ambos dicen ser los herederos de las luchas latinoamericanas por la democracia y la libertad, banderas que enarbolaron, en su momento, Fidel Castro Ruz y, entre otros, Hugo Chávez. Bien que así se vean a sí mismos, pero ¿es necesario que estén adquiriendo armamento de todo tipo para darle sustento a sus afanes “revolucionarios”? + + + Prácticamente no hay día en el que los ocupantes del business center de Los Pinos no reciban una crítica internacional por su desprecio a los derechos humanos, como el par de ellos que en menos de una semana ha destacado el The New York Times, y en la oficina de prensa del señor Eduardo ¿Andrade?, y en la cancillería donde cobran la sobrina y el mandadero de Carlos Salinas de Gortari –Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari y Paulo Carreño King, respectivamente– todo es silencio. Por eso les va como les va, ¿o no?
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“Para que tantas batallas de aquellos que dieron su vida para que la nuestra cambiara, si al final muchos quieren seguir viviendo oprimidos”