Joel Hernández Santiago
Todavía no inicia de manera formal el proceso electoral en México, que según el Instituto Nacional Electoral (INE) está programado para comenzar el 4 de septiembre próximo y concluirá con el día de las elecciones, el domingo 2 de junio de 2024.
Meses aun y, sin embargo, la guerra electoral ya está aquí y todos los participantes, políticos con ambición de ser candidatos y, eventualmente, ser presidente de México; partidos políticos; organizaciones civiles; grupos afines o en contra; empresarios; iglesias; mexicanos fuera de México y tantos más que ya están en plena movilización, como si el día de las elecciones fuera mañana mismo. Si, pero no.
Resulta que ya desde hoy los aspirantes a ser candidatos por el grupo Morena-4T, están en plenas campañas, disfrazadas de ‘asambleas informativas’ a las que el INE-4T ha dado su visto bueno y, por lo tanto podrán continuar sin contratiempos.
Son los cuatro aspirantes seleccionados por Palacio Nacional los que han entrado en una fase de rispidez entre cada uno, lo que es lógico que ocurriría porque cada uno de ellos se sienten con los suficientes arrestos para ser candidato y muy probablemente presidente de México.
Son las famosas cuatro “corcholatas” como de forma denigrante aceptan ser llamados desde que Palacio Nacional decidió que eso es lo que son, simple y sencillamente ‘corcholatas’, no aspirantes, no precandidatos, no mexicanos con aspiración de una candidatura… no: simple y sencillamente “corcholatas” que van por la vida defendiendo su carácter público y aspiracional y, por supuesto, defendiendo a la 4T que les da vida y aliento y fuerza política.
El primero que levantó la mano para exigir “piso parejo” entre las cuatro ‘corcholatas’ fue Marcelo Ebrard Casaubón, quien detectó un gran favoritismo tanto de Palacio Nacional como de la dirigencia de Morena en favor de la ‘corcholata’ Claudia Sheinbaum.
Lo mismo Ricardo Monreal quien percibió ese desajuste y que él era ubicado en el final de la lista a pesar de que considera que él tiene fuerza suficiente para contender y para conseguir.
Dice Monreal que lo han puesto al final, pero que él ha sabido salir adelante. Por lo pronto parece que la decisión de Palacio Nacional no está en su favor, acaso porque durante un tiempo estuvo amenazante con irse ‘por ahí’, porque no era ni recibido por Palacio Nacional ni considerado como ‘corcholato’. Acaso, podría contender por el gobierno de CdMx como premio de consolación.
Claudia Sheinbaum que es copia de lo que hace y dice el presidente de México parece ser, por lo mismo, la favorita del profesor. Cada día repite y repite y repite lo que ve en las mañaneras presidenciales, y combate a sus otras tres ‘corcholatas’ y a la oposición ahora que le comenzaron a temblar las corvas con la llegada inesperada de Xóchitl Gálvez, como posible candidata de la Alianza Vamos por México.
A Adán Augusto López Hernández le han llovido espectaculares, muros, paredes, camiones, eventos, en los que se le exhibe como ‘el mejor amigo del presidente’, lo que no es garantía de triunfo pero sí de que él podría ser el fiel continuador de la 4-T iniciada por su amigo del alma.
Cometió un error al no aceptar los 5 millones que le otorgara su partido para gastos de “asambleas informativas”. El, dijo, lo haría con sus ahorros, que deben ser muchísimos por el grado de promoción que ha levantado. Y aunque no exhibe enojo por los abusos de cada uno de sus compañeros ‘corcholata’, muy por debajo del agua les rebate y los minimiza…
Pero era natural que así ocurriera. Y ocurrirá aun más. Acaso uno de ellos decida salir de la línea 4T para hacerlo en otros carriles en vista de que podrían no ser los electos. Con el futuro político de cada uno -consideran- no se puede ni se debe jugar… y no lo permitirá alguno de ellos.
Pero por encima de esta guerra prevista entre ‘corcholatas’ es la guerra que en unas cuantas semanas ha iniciado Palacio Nacional en contra de la muy posible candidata de la oposición: Xóchitl Gálvez a la que de manera más que evidente temen desde Morena y la 4T.
En unas cuantas semanas ha levantado grandes expectativas entre ciudadanos que no coinciden con la 4T, que no coinciden con Morena, que se sienten marginados del hecho político e incluso ciudadanos que no se entienden con el actual gobierno, incluyendo a muchos de los indecisos.
Resultó una aspirante fuerte. Que arrebata. Que no se deja. Que no se calla y no se inhibe. Que responde a las amenazas y a las diatribas de forma inmediata y lógica. Si. Y aumentan las amenazas ya en relación con sus empresas como a su entorno familiar, toda vez que es su esposo el responsable de esas empresas.
El presidente insiste en denostarla. Y al hacerlo la hace crecer. Ella lo sabe y se victimiza y contesta. Esto ha puesto nerviosos a todos en la 4T y actúan de manera coordinada para enfrentar y acusar a la señora Gálvez. ¿Será candidata de la oposición?
Aún no se sabe pero ya tiene la guerra encima. ¿Sería buena presidenta de México? Nadie lo sabe. No es una mujer de izquierda y no es con precisiones ideológicas, de gobierno, de forma de gobierno y de aspiración de país: no aún. Alguna vez tendrá que definirse política e ideológicamente.
Pero es la misma moneda echada al aire: ¿Claudia Sheinbaum es la presidenta que México necesita? ¿Sí? ¿Por qué? ¿Con qué arrestos? Lo que hoy se sabe de ella es que es copia de lo que se dicta desde Palacio Nacional, sin personalidad propia y poco carismática… ¿Y los demás podrían ser presidente? ¿Tienen con qué y serían un “mejor presidente”?
Eso es: la democracia es una moneda al aire. Una moneda que al caer, ya lo hemos visto, nos lleva a los ciudadanos a cometer errores y a caer en la ilusión de un mejor futuro para todos nosotros… Pero sí: tenemos que elegir. ¿A quién? Y es ahí en donde debemos ponernos avispas. ¿Sí? ¿No?