Por Aurelio Contreras Moreno
Una de las mejores tradiciones que existen en el ámbito cultural de la ciudad de Xalapa es la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, que este año celebrará su vigésimo octava edición.
En un país con pobres hábitos de lectura, bajos niveles educativos, sumido en la pobreza y donde comprar o no un libro puede ser la diferencia entre comer o no un día, organizar durante casi tres décadas una feria de estas características es, de suyo, una tarea titánica, casi heroica. Y en la provincia, mucho más.
Xalapa es un espacio natural para una actividad de este tipo y por ello es que la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil ha perdurado en el tiempo. La gente se la ha apropiado, la ha hecho suya, es un evento esperado cada verano que además se ha convertido en un espacio de integración y convivencia familiar y comunitaria.
A esto último han contribuido particularmente las actividades creativas y artísticas que año con año han acompañado a la Feria y que le han dado un atractivo extra para que más personas acudan a visitarla.
Sin embargo, para los gobiernos estatales desde el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, que es organizada por el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), representa una carga de la que han buscado desembarazarse reduciéndole el presupuesto y el apoyo, y a pesar de lo cual, ha resistido.
No es de extrañar que esto suceda. A las cúpulas en el poder, la promoción y difusión cultural les parece intrascendente y onerosa. Tanto, que desde la administración de Herrera Beltrán fue sectorizada en el ámbito turístico en lugar de en el educativo, al cual pertenece por derecho propio. Un despropósito que, a su vez, demuestra claramente la concepción que tiene del tema esa clase política cuasi analfabeta, a la que lo que menos le importa es que los ciudadanos se eduquen, desarrollen un pensamiento crítico y un criterio propio.
A pesar de que el actual gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, es un hombre con un amplio conocimiento y disfrute de las actividades culturales, particularmente de la música de sala de concierto, el desmantelamiento de la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil continúa durante su administración. Y esta vez parece que va con todo.
Durante la reciente presentación de la edición de este año del evento, el actual titular del IVEC, Enrique Márquez Almazán, anunció la desaparición del programa artístico de la Feria, bajo el pueril argumento de que les redujeron los recursos federales y no hay dinero.
Lo menos que demostró este novel burócrata cultural es una incapacidad pavorosa, así como una absoluta ausencia de imaginación y voluntad. Porque si algo hay en Xalapa, es agrupaciones artísticas. Incluso, dentro de la misma estructura oficial, que pueden aportar su talento sin que ello resulte oneroso para el gobierno y que seguramente estarían dispuestas a hacerlo con tal de apoyar a la Feria.
Lo peor es que para Enrique Márquez, esa misma riqueza de propuestas artísticas que existe en Xalapa le sirvió de pretexto. Cuestionado por el periodista Héctor Juanz al respecto, el funcionario salió con que “el programa artístico se eliminó dado que Xalapa es una ciudad con una gran cartelera cultural. Después de la Ciudad de México, Xalapa es una ciudad con una gran cartelera, entonces es una ciudad que no va a sufrir si no tenemos un programa artístico”.
Y todavía añadió que “uno los puede ver (a los artistas) en Xalapa durante el año. Tratamos de colaborar de otras formas. La feria es una feria del libro”.
La perogrullada de Márquez Almazán denota, además de una supina idiotez, una evidente mala leche contra la población de la capital del estado, por la cual el grupo gobernante no siente aprecio ni simpatía alguna, ya que aquí no gana elecciones. Si pudieran, se llevarían la sede de los poderes del estado a Boca del Río. Por cierto, ahí el hoy director del IVEC sí encontró la manera de montar una bastante cara orquesta filarmónica. Claro, para el lucimiento del alcalde Miguel Ángel Yunes Márquez.
Si a ésas vamos, en sus actuales condiciones de inmovilidad, falta de imaginación, incapacidad y nulo trabajo de promoción y difusión cultural, Veracruz tampoco va a sufrir si no tenemos al IVEC. Y quizás, eso sea precisamente lo que andan buscando.
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