A un año de gestión como presidente de La República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, presenta resultados tan pobres que, cuando menos 50% de los ciudadanos, exigen dimita y el cambio de modelo socioeconómico.
El hijo predilecto del comandante Hugo Chávez Frías, heredero por dedazo al estilo priista, ha demostrado en los doce meses en el Palacio de Miraflores, que, ni es su antecesor y una insensibilidad política descomunal. Sordo al reclamo social, ciego ante la realidad regional y global, y como orador acusador tenaz de lengua larga insustancial.
Nicolás Maduro, “ex militante de la Liga Socialista, trabajó entre 1991 y 1998 como conductor en el Metro de Caracas, donde llegó a dirigir su sindicato y como tal fue miembro de la junta directiva de esa empresa pública. Desde los 12 años Maduro militaba en la organización de izquierda llamada Ruptura. Durante su juventud fue bajista del grupo de Rock “Enigma” y practicó el béisbol jugando como tercera base. A la vez participó en diversas organizaciones políticas y sociales”.
El saldo del presidente a un año de gestión: 57% de inflación; 5 tipos de cambio de moneda; 15% del PIB es deuda externa; 30% de desabasto de productos básicos y un índice superior en medicinas e insumos hospitalarios; 25,000 asesinatos; las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013 las ganó por 1.5% en relación a los votos que obtuvo su contrincante Henrique Capriles (quien se mantiene convencido que los comicios fueron desaseados y el debería ser el presidente); acusado de solamente gobernar únicamente para el 30% de los venezolanos, aquellos a los que con prebendas mantiene a raya; incapaz de unificar a su propia administración, Diosdado Cabello líder del Congreso y su grupo de seguidores se van por la libre.
Sin descontar los escándalos de corrupción que aquejan al gobierno central, la injerencia de los hermanos Castro, la denuncia en su contra ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, más, la presunta nacionalidad colombiana del presidente de origen judío sefardita, aunque él se vanaglorie ser católico apostólico romano.
A partir del 4 de febrero pasado, el evento que sucedió en la ciudad de San Cristóbal del estado Táchira, luego de que una estudiante de la Universidad de Los Andes fuera víctima de un intento de violación, detonó la inconformidad social vestida de protestas pacíficas callejeras que ha generado la brutal represión de las fuerzas del ejército y de seguridad nacionales, sumada a la falta de diálogo: 42 muertos ( entre oficialistas, opositores, funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana entre otros); 486 heridos y, 1854 detenidos, según reporte de la Fiscalía General de la República, mientras el Foro Penal Venezolano (organización de derechos humanos) reporta 33 supuestos casos de tortura.
Con estas calificaciones de censura Maduro iniciará su segundo año de mandato, como paliativo a su pobre imagen como líder de la República Bolivariana de Venezuela, sus publirrelacionistas le han inventado la frase: “Nadie nos quitará el derecho a ser Felices, Libres e Independientes”.
La ceguera persiste, la tozudez, sinónimo de cinismo…
ruben, por mucho tiempo te he seguido y atraves de tus relatos he conocido nueva york. Que me importa maduro y sus pende…
por favor regresa al tema nueva york