La Bestia el arma secreta de México como represalia a las deportaciones masivas de connacionales de EUA.
El tristemente célebre ferrocarril de carga, que ha transportado en el lomo a más de cuatrocientos mil centroamericanos a la frontera de EUA, se le conoce como La Bestia, El Tren de la Muerte o El Tren de los Desconocidos.
El viaje de más de dos mil quinientos kilómetros se cree erróneamente que se trata únicamente del que sale de Arriaga en el estado de Chiapas, cuando en realidad, los migrantes transbordan hasta en 15 ocasiones por diferentes rutas ferroviarias para evadir los 48 puestos migratorios desde el Suchiate hasta el Río Bravo o, Grande como lo denominan los estadounidenses.
De acuerdo a las autoridades del Instituto Nacional de Inmigración, INM, el 30% de los osados viajeros son reincidentes al retornar en busca del sueño americano después de haber sido deportados, a pesar, del riego mortal que implica la jornada, a los constantes accidentes al trepar y bajar a los vagones en marcha, a la posibilidad de enfrentar años de cárcel en los EUA por la obstinación a regresar, a las gavillas de vividores que les quitan además de la plata el último aliento.
De esa magnitud es la desesperación para ejercer el derecho universal de una mejor calidad de vida. Igual para no morir de hambre, a escapar de las precarias condiciones económicas reinantes en sus países de origen, escapar de regímenes militares disfrazados de hipócritas y corruptas democracias que, en vez, de utilizar los fondos internacionales para fomentar plazas de trabajo, educación y sistemas de salud, terminan en las arcas personales de políticos corruptos.
Los migrantes desertan de los estragos de la hambruna y la devastación que dejan a su paso los desastres naturales, rastrean como el mejor sabueso al simple derecho al bienestar, a la opción de una vida mejor marcada por el esfuerzo, dedicación, tenacidad y arduo trabajo. La dignidad humana que llama a luchar honestamente con la frente en alto, en libertad, descubriendo alternativas y oportunidades para renovar su calidad de seres productivos por el bien común, personal y familiar.
Se estima que anualmente inmigran 240 millones de personas, casi el 3% del total de la población mundial, que de acuerdo al censo del 2013 de los Estados Unidos la cuantificó en 7, 174 millones de individuos vivos, tal es la clasificación de la medición.
No todos los inmigrantes son sin papeles o exclusivos de clases sociales pobres, los hay de cuello blanco, inversionistas, catedráticos, científicos, religiosos, que al igual que sus congéneres de ingresos menores o nulos, buscan mejores oportunidades económicas. Estas, son el gran motor que invita a dejar la cuna, la tierra natal. Los menos, lo determinan los avances tecnológicos o las sofisticadas herramientas y equipos de investigación. Mas si la seguridad pública, la equidad, la justicia y el derecho a la libertad.
Estados Unidos es solo uno de los países en el mundo que padece de esa invasión de migrantes con o, sin papeles, lo mismo le sucede a otras economías prósperas o no tan boyantes. Los casos en Europa son más que evidentes de los permanentes movimientos de hombres y mujeres de África, en Asia ocurren manifestaciones similares. Pocas son las naciones que salvan el fenómeno socioeconómico que representa la mudanza de origen.
Los migrantes generan anualmente 280 mil millones de dólares en remesas, en el caso de México, se estiman en 20 mil millones de dólares anuales, tomando en cuenta los altibajos anuales. Cuál gobierno exportador de migrantes podría generar tal riqueza discrecional, o los suficientes puestos de trabajo y, lo que conlleva la creación en infraestructura de servicios sociales básicos.
Resulta inconcebible que entre 400 y 500 mil centroamericanos crucen México ilegalmente sin que autoridad alguna; municipal, estatal, federal actué al respecto. La red de dispensarios, fondas, coyotes, albergues humanitarios distribuidas desde Arriaga, Lechería, Guadalajara, Oaxaca, Tamaulipas, entre otros, se enriquecen con los pocos pesos o dólares de estos individuos, que quien sabe con cuantos sacrificios los ahorraron, resueltos a desafiar la adversidad con una meta fija en la mente y en el corazón para arribar a un mundo mejor en EUA.
El acuerdo tácito entre las autoridades mexicanas, desde el Presidente de la República hasta los oficiales del INM, solamente es explicable como una manera de presión al coloso del norte para obtener prebendas, en represalia a las deportaciones masivas (casi 2 millones de personas desde el inicio de la administración de Barack Obama en enero del 2009. Casualmente el último reporte del INM de ese mismo año, reportó la detención de casi 69 mil migrantes de Guatemala, San Salvador y Honduras)
También es, el arma secreta para presionar al Congreso en Capital Hill para aprobar la reforma a la ley inmigratoria. Supera al derecho internacional, en modo y forma, para dirimir los asuntos bilaterales entre dos naciones vecinas y socias, aunque, sea inequitativa tal sociedad. Es mejor estrategia, más efectiva que el cabildeo y la negociación entre pares oficiales de ambos países.
Hombres, mujeres y, ahora, más de 60 mil menores entre 9 y 15 años, serán deportados más temprano que tarde, acentuando la presente crisis humanitaria por el hacinamiento de menores sin papeles no acompañados en bases militares en el sur de EUA.
Los países que pagarán el costo social serán los expulsores de migrantes cuando acojan a sus nacionales, más las ciudades fronterizas mexicanas, como ya sucede en la actualidad, en Tijuana, creando cinturones de miseria, desfases laborales y delincuencia.
A pesar de las claras señales que han manifestado, el presidente Obama y el vicepresidente Biden, en el sentido de que los sin papeles, inminentemente serán deportados, los centroamericanos al contrario de los mexicanos, cuando se les descubre su estatus migratorio ilegal, tienen derecho a juicio sin detención y, se les cita a audiencia para el deshago de pruebas. Sobra decir, que más del 95% no asisten, en vez de eso, se desvanecen en el territorio estadounidense a iniciar una vida entre sombras, vejaciones y permanente temor. (Continuará)