Ecos negativos sobre México. Resulta incómodo para un mexicano quien vive desde hace más de 27 años en el exterior, “echarle más sal al animal”, ya la ONU, los principales diarios internacionales, dan cuenta de la crisis de credibilidad, vano sería repetirla, menos sin propuesta para enmendar los entuertos que aquejan al país. A vuelo de pájaro, mi ocurrencia, es una; hacer cumplir la Constitución al pie de la letra.
La Carta Magna, es sabia, completa y compleja. Si las autoridades legislativas y judiciales la aplicaran con el espíritu que la concibieron sus creadores, hombres cabales, patriotas, hartos de la sumisión, no cabe duda, que la impunidad, la corrupción encontrarían un gigantesco muro de contención.
Reconocer que las constantes enmendaduras, adiciones, “reformas grandilocuentes” hacen para los juristas la tarea más difícil, es cierto y real. Deben navegar por los cientos de recovecos por donde alguien se pueda salir con la suya. Si no, ahí está, cada año, el código fiscal de la federación, en donde las actualizaciones siempre permiten que su interpretación permita una rendija para reducir la carga fiscal obligatoria, dentro de una oscura-debatible-resolución a favor de quienes esquivan su responsabilidad.
Reafirmo, a pesar, de que las comparaciones son desagradables, que la diferencia entre México y los países de Europa Occidental y los EEUU, es tan simple como la aplicación de la Ley con el rigor absoluto que exige, a quien sea, sin condición social, política, religiosa o de raza. La otra, la recaudación fiscal llevada a un paroxismo casi religioso. Probablemente esta, es la más temida por ricos y pobres. ¡Ay de aquel que no cumpla en tiempo y forma! La severidad es absoluta, las multas por incumplimiento o falsedades de la información, realmente aterradoras, altísimas, so riesgo de perder los activos, sean los de los negocios, o los personales. (Las cárceles, también, acogen a los defraudadores de cuello blanco) ¡Ah! Los impuestos se miran trabajando en infraestructura, mejores cuerpos y tecnología en seguridad, sanidad, generan empleos, bienestar, educación, investigación, competitividad, ayuda a los desvalidos y, etc.
Los ejemplos de los “infieles al fisco”, cunden en España, aquí mismo en Nueva York, en Canadá, en Francia, Alemania, que decir de Italia… En todos lados se cuecen habas, sin embargo, la excepcionalidad existe en esos, en México pareciera ser moneda corriente de cambio.
De las manifestaciones, como las del CNTE-22, ¿hasta cuándo? Por supuesto apoyo el derecho a manifestarse, a la libre expresión, pero cuando quienes dicen ser representantes de la Patria, sin propuesta, avasallan el derecho de tránsito, de uso de las calles de los demás, lo cuestiono. Cuántos millones de pesos se pierden por improductividad, además del caótico tráfico vial, el vandalismo que provocan algunos que cobijados bajo la “manta divina” del derecho a manifestarse, roben a comercios, incendian edificios públicos, “secuestran vehículos”, roban mercancías de camiones repartidores, sin descontar el inefable “boteo”.
Sí, es para pensar cívicamente hasta adonde se deben permitir tantos atropellos a la ciudadanía, de acuerdo, que la credibilidad de las autoridades en el poder es casi nula, que la inseguridad es cada día mayor, a pesar, de las “dulces” cuentas en contra de Mr. Chong.
A México para ser democrático, justo, y país desarrollado le falta un tramo largo por transitar. La respuesta está en los mexicanos cívicos, aunque se lea chocante patriotas. Hay que aplicarse, de otra suerte, las amenazas permanecen latentes; la soberanía cuestionable, la paz social dudosa.