Indignación y júbilo causa la fuga del Chapo Guzmán. Joaquín Guzmán Loera, jefe del cártel de Sinaloa, escapó por un túnel del penal de alta seguridad del Altiplano I, en Almoloya de Juárez, Estado de México, considerado por las autoridades internacionales como el zar más poderoso del narcotráfico en el Continente Americano y Europa.
La noticia corrió como un caudal de pólvora ardiente entre los connacionales y los medios de comunicación; del Bronx a Brooklyn, de Manhattan a Passaic, N.J., de West New York a Newark, lo que comenzó como un murmullo de paisanos en los puestos de trabajo de restaurantes, bares y hoteles -incluidos los del pelele Trump-, crecía por segundos.
La primicia saturó celulares y redes sociales. Los trabajadores de la construcción, de maquiladoras, empresas de distribución de productos mexicanos, por ser día de descanso, se reúnen en esquinas y bares para comentar el suceso.
Los más informados le comparten a su auditorio las proezas del Chapo, lo mismo sobre los crímenes; “es la segunda vez que se le pela al gobierno”. Jubilosos brindan con cerveza, júbilo nacido del desprecio y repudio al gobierno de México.
Se regocijan por la vergonzosa afrenta a las autoridades penales, policiacas y judiciales, a la vez, que mientan madres por la gravedad de la inseguridad, corrupción e impunidad que sufre su país.
Los indignados. Vociferan: ¡Qué asco! “Que se les pele el Chapo por segunda vez; ¡Es una vergüenza nacional! ¡Qué país! ¡Qué gobierno!… Da pena, da dolor. El tipo es un genio.
“Si, días malos, llenos de confusión y derrotismo. El gobierno erró dramáticamente al dejar escapar al narco más buscado del mundo (¡y por segunda vez!). Muestras de incompetencia y de la infinita capacidad de corromperse que mantienen los mexicanos.”
La grave repercusión nacional e internacional de esta fuga maquinada con precisión de reloj suizo, en pleno vuelo del presidente de México rumbo a Francia en visita oficial, acompañado de una “modesta delegación de 43 integrantes”, revela la pobre administración actual. La miopía o ceguera permanente de la realidad. La falta de compromiso con la nación y los mexicanos no puede continuar, la nave se hunde sin nada que la detenga.
COROLARIO. El señor de los cielos, El señor del mal, En la boca del lobo, La reina del sur, El capo, y etc., etc., etc. Son solo muestras de series de televisión realizadas con formidables producciones ensalzando al crimen organizado, también muestran la crueldad de los crímenes, aunque “la moraleja” sea exaltar como hacerse de toneles de dinero fácil, de mujeres bellísimas, autos lujosos y realizar las más insolentes excentricidades dentro de una vida sin sentido más que alcanzar la cumbre de la lujuria.
¡Ah! Muy preocupados por la vida de la familia.
Excelente manera de entretener a chicos, jóvenes y adultos.