Desde Nueva York

Rubén Cazalet

INVIABLE LA DEPORTACION DE 11 MILLONES DE SIN PAPELES DE LOS EE.UU.

Nuevamente, el lenguaraz candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, amenaza sin fundamento.

El acaparador de los encabezados de la mayoría de los diarios del país, de citas a diario en los medios electrónicos para bien o para mal, se aventó la puntada -puesto que no existe otra manera para referirla -durante una entrevista en la cadena televisiva NBC, en el programa Meet the Press, Encuentro con la prensa, de llegar a la presidencia: “Los inmigrantes se deben ir,” refiriéndose a los 11 millones de ilegales en el país, de los cuales se estima el 80 por ciento son mexicanos.

Ningún político de cualquier partido al cual pertenezca, a ningún presidente en función-demócrata o republicano-, secretario de estado o director de la oficina de ciudadanía e inmigración, jamás se le ocurriría proponer tal atrocidad por inviable y políticamente suicida.

Ni dentro del mayor delirio  causado por una sobredosis de nacionalismo o insensatez le daría marcha a tal plan, ni siquiera, cual insolente rayo patriótico se atrevería a cruzar la mente de  cualquier estadounidense en sus cabales.

No existen los recursos financieros, materiales y humanos para llevarlo a cabo. Sin menoscabo del efecto a la macroeconomía del país por el mega cráter fiscal, en el consumo y laboral  que produciría, asimismo, el caos general en el congreso, sin duda, una guerra campal entre tirios y troyanos para aprobar, retardar o rechazar tal dislate.

Tan solo estimar el costo de tal proeza resulta inviable financiera y operativamente. Solo habría que costear; la ubicación de esos 11 millones dentro de los 50 estados, ¿con que personal, con cual tecnología?… Asumamos que todo el ejército y policías estatales y municipales lo pudiesen lograr. Siendo así, por cazar a trabajadores dignos y honestos, la seguridad nacional se vería expuesta.
Una vez ubicados; aprehenderlos, consignarlos, celebrar el juicio pertinente, aunque sea juicio exprés, trasladarlos de acuerdo a la vasta geografía por avión o trasportación terrestre a las fronteras vecinas, o al país de origen. Alimentarlos durante todo el periplo, cuidar su salud, sanar a los que enfermen, responsabilizarse por su seguridad, sin descontar el escándalo internacional por esa acción totalitaria.

Si el dramático oleaje de niños centroamericanos que alcanzó llegar el año pasado a la tierra del sueño americano dislocó los sistemas de la patrulla fronteriza y del UCIS, oficina de ciudadanía e inmigración,  con aproximadamente 80,000 casos.  Qué clase de instalaciones y personal, hoy por hoy, inexistentes harían frente a ese Éxodo.

Baste imaginar los atascos en los puentes fronterizos, de por si embotellados. Los aeropuertos colapsados por una sobrecarga difícil de operar. Creando en los viajeros regulares toda suerte de retrasos e incomodidades.  Además de la impopularidad de tales acciones.

Dentro de este plan elaborado por un paranoico ignorante, incluye construir un muro a todo lo largo de la frontera de México, que lo financiaría el aumento al coste del peaje. Otra forma más para acabar con la economía de las ciudades fronterizas del lado estadounidense; los hijos de los sin papeles perderían la oportunidad de ser ciudadanos por nacimiento contraviniendo a la constitución; triplicaría el número de elementos de la policía fronteriza; a los deportados no criminales les daría la oportunidad de entrar con visa temporal. What ever it means.  De existir ese mecanismo hoy, no habría quienes se juegan la vida por cruzar. Lo hacen porque no resisten el cumulo de documentos solicitados. El sistema  actual los deja de lado.

Y la lista de inconvenientes se podría alargar, pero, para matarle el gallo al rey de los bufones con esto es más que suficiente. Bueno, si lo digiere… si afirmativo, la fugaz estrella, campeona del amarillismo, de la provocación barata, grosero, irrespetuoso, tendrá  como tarea, obtener las recursos necesarios para poner en marcha su sapientísimo plan migratorio.