A Gabriel Núñez Saldaña.
Guzmán o Sinatra. Se me darán mil coscorrones por la osadía.
El afecto, la admiración de quienes se adelantaron, Elvis, Whitney Houston, John Lennon, George Harrison, ayer el quinto Beatle, George Martin, en fin el arcoíris es luminoso, rico en colores, notas, letras indelebles, otra dimensión.
Me atrevo a compartir estas líneas, por la claridad de cada cual, me falta Carol King, y… otro genio Neil Sedaka. Podría pasar recordando tantos talentos hicieron la adolescencia ligera, otros profundos Aznavour, Serrat, Sabina, Lou Armstrong, irme como hilo de media o perrito en el periférico causarían hartos renglones.
Si, si le sé, con humildad lo reconozco, tantos años en la brega, me permite compartir enormes historias, como simple escuchador musical, por circunstancias, cercano a los estudios de grabación, por muchos-generosos conocidos-amigos- permitirme adentrar su intimidad, o, mis palabras para azuzarlos en los momentos de pánico escénico.
Se, lo significa, pisar las tablas con paso firme. Nunca, nunca el “pavor” desvanece. Siempre es igual, quien lo desmienta, erróneo, es lo que hace grande al artista, esos dos segundos a pisar, a iniciar el “show”.
Porque Guzmán y Sinatra. Empezare cronológicamente. Francis Albert Sinatra (1915-1998), casi mi vecino de Hoboken, Nueva Jersey, vivo enfrente, en la ciudad, Manhattan, miro las tranquilas luces de ese su barrio. Cuando harto del bullicio tomo el ferry para caminar sus calles, donde pandillero peleó su territorio, la piscina donde cantó para fortalecer sus pulmones de chavalo frágil, flaquillo desde al nacer.
Quienes piensan que la cicatriz en el pómulo izquierdo, fuera consecuencia de sus amigos de la mafia, o pelea callejera, están en error. Simple, es la marca del fórceps al aterrizar a este mundo, a la diligente partera le costó sacar al chamaco del vientre de su hermosa madre.
Desde ese momento Sinatra, nació predestinado a hacerlo mejor a nadie. Con sus limitaciones para sostener las notas, se inventó el seseo, el excelente fraseo, la prístina manera a interpretar. Limitado dijo cada canción a su manera, transmitió, dijo para marcar huella en el alma.
Pocas canciones, después de él son mejores.
Venezuela, febrero 01 del 43. Otro arribo al mundo para nuestro deleite nostalgia, hoy todavía para regocijo su presencia. Como Francis Albert, negó cantar en otro idioma no fuera la lengua materna.
La gran virtud de Enrique es la disciplina, y vaya es inquieto. Mejor cantante en México, en su género, la Nueva Ola Mexicana, no existe otro.
Es de verdad, el mejor rocanrolero, a él no le llega ninguno, vaya hay hartos, Beni, el Yaqui, Manolo Muñoz, y tantos ameritan renglones, talento nato, extraordinario interprete, rey de las “i’s”, capaz interpretar un LP en un día con melodías desconocidas. Rebelde, entrón, como Sinatra…
Gracias a ambos por formar parte de nuestra historia, nostalgia, venturosos recuerdos.