Maduro y Cabello empecinados a aceptar lo inevitable.
¿Cuáles son los verdaderos motivos, de Diosdado Cabello, para convocar a una concentración el 10 de enero en Caracas?
El estado postoperatorio, la cuarta intervención en dieciocho meses, del comandante Chávez presenta un cuadro de salud tan precario que le resultará imposible asistir, el 10 de enero, a la toma de posesión del término para el cual fue electo en noviembre pasado en Venezuela para otro mandato presidencial.
Si bien las elecciones fueron cerradas, el triunfo no dejó duda en los ciudadanos que Hugo Chávez fue el vencedor. La oposición, que, por primera vez dio la batalla, no cuestionó la elección por el amplio margen de victoria del régimen chavista que desde 1998 controla el poder. Aunque el síntoma de hartazgo, de la población, a la presente administración es creciente.
Resulta mas que absurdo el empecinamiento del vicepresidente, Nicolás Maduro, nombrado para ese cargo, al vapor, por Hugo Chávez previo a su partida a Cuba para ser intervenido en contra del cáncer que lo aqueja, y por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Legislativa y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, en reconocer lo inevitable.
El comandante Chávez no estará presente, el 10 de enero, a la toma de posesión al cargo para el cual fue electo, y que, también marca el final de la presente administración.
Cabello, obcecado por encontrar una interpretación acomodaticia a los intereses del chavismo en la Constitución, insiste en omitir el espíritu de la Carta Magna, mediante su personal lectura.
De concederle la razón y la verdad a Diosdado Cabello: ¿Por qué convocar a una concentración multitudinaria en Caracas el 10 de enero? ¿Cuál es motivo para instigar a la población a asistir a la manifestación?
Acaso como muestra, a la oposición, del poder del Partido que representa. ¿Legitimar su personal lectura de la Constitución, aprovechando del populismo de Chávez? O justificar la intervención de las fuerzas armadas en caso que el clamor popular exija el cumplimiento cabal de la Carta Magna.
Entre las diversas y antagónicas interpretaciones a la Constitución, entre jurídicos de la oposición, y los seguidores en el gobierno de Chávez; la ausencia del comandante a la toma de posesión como presidente; la ingerencia de los hermanos Castro en el destino de Venezuela, sumado al estado de gravedad del bolivariano tienen al país en vilo.
La realidad es que el poder lo detentan los militares. De los 23 estados que conforman la organización político-territorial de Venezuela, 19 gubernaturas están en manos de militares, sin descontar el liderazgo y peso específico de las fuerzas armadas en la vida pública de la nación.
Los militares, primero, nacionalistas antes que socialistas, no dudarán que la transición de poderes sea pacífica, sin importar las posturas antagónicas que privan en Venezuela.