Desde Nueva York
17/09/2012 – 07:18
Por: Rubén Cazalet
Semana turbulenta en Medio OrienteLos ataques de los republicanos a Barak Obama lo fortalecen en las preferencias para reelegirseLa tradición política, en los Estados Unidos de Norteamérica, “exige,” o cuando menos, cuando existía pudor político, que al mandatario en funciones durante la campaña electoral no se le juzgue, ni ataque por decisiones de estado relativas a política exterior.
El espíritu del valor entendido pretende no afectar la seguridad nacional, los lazos con naciones aliadas, los desacuerdos con otras, y por sobretodo, la integridad física de norteamericanos fuera del territorio nacional. Sin embargo eso no sucedió. La expansión de las muestras en contra de Estados Unidos, a Yemen, Túnez, Pakistán, Afganistán, entre otros países, generó toda suerte de fuego cruzado entre republicanos y demócratas. Comentaristas, periodistas, y cualquier personaje con opinión pública.Quien abrió el fuego fue el candidato republicano, Mitt Romney, al decir: “que la administración, de Obama, era una desgracia por la falta de contundencia a los ataques de las misiones diplomáticas.” Aparentemente, desconocía el comunicado emitido con anterioridad por le embajada del Cairo, el cual condenaba a “individuos mal informados que hieren los sentimientos del Islam…”Sus declaraciones respecto a las demostraciones contra la embajada en el Cairo, además de imprecisas, le impidió no mencionar la relevancia del asesinato, del embajador Chris Stevens y de sus tres colegas, en el consulado norteamericano en Benghazi. Con esto, demostró nuevamente la inmadurez política, el desconocimiento de las relaciones internacionales, los modos y formas de la diplomacia, además, de la impasibilidad para con los propios. El desatino lo dejo mal parado ante la ciudadanía por esa insensibilidad. No reconocer las pérdidas humanas, en especial por lo que representa en una fecha tan emblemática como lo es septiembre 11, imperdonable. Otro artillero fue Newt Gingrich, el ex candidato republicano a la presidencia, quien calificó los eventos como un acto de guerra, sin desestimar la timidez de presidente. El público no compró la incendiaria declaración. Rudy Giuliani, ex alcalde del Nueva York, quien encabezó bajo su administración a las cuadrillas de rescate de las Torres Gemelas, tuvo la ocurrencia de declarar que la popularidad de los Estados Unidos en la región ha declinado desde que Obama es presidente. Mejor cuestionarse en qué lugar del planeta es popular o ha sido popular “El Gigante del Norte.” ¿Acaso se le quiere y admira por su política colonialista, por el papel de policía del mundo que estableció el presidente Woodrow Wilson (1913-1921) o por la Doctrina Monroe de América para americanos? “Obama’s Way,” el libro de Michael Lewis, comenta que el hombre se mantiene incólume a las críticas, no pierde la estatura de hombre de estado, conocedor a que las decisiones de la Casa Blanca fracasan el 45% de las veces, mantiene la cabeza fría, analítica, prefiere la autenticidad de los valores humanos a las relaciones negociadas. Escucha…Se aleja de la dinámica tóxica alrededor, y se le reconoce, como el presidente más letrado desde Abraham Lincoln.Para un hombre que lee y escribe incansablemente, no es sorpresa reconocer que el mundo es otro al de cuatro años atrás. Las formas y los modos no necesariamente tienen que resolverse en el campo de batalla.La velocidad de la información y su influencia en las sociedades, la diversidad socioeconómica, el papel que juegan las religiones del planeta presenta otros desafíos previos a la guerra.El cambio esta sucediendo en todos los campos y actividades que atañe al ser humano, imposible desconocerlo, las recetas pasadas no coinciden en este nuevo acontecer. La sociedad norteamericana reconoce esas virtudes, por supuesto desean termine el desempleo y que las condiciones económicas mejoren. No desea regresar a la guerra, ni a otro sistema de salud pública que no sea el Obamacare, desea prosperar en los años venideros.Para demostrárselo, lo favorecieron en las encuestas de preferencia, con 50% promedio, mientras, al contrincante, Romney, lo desplomó a los cuarentas bajos, en especial en Ohio, Virginia y Florida, estados clave para triunfar en las elecciones presidenciales del 6 de Noviembre próximo. Las buenas nuevas ya pronostican que la mayoría de representantes en el Congreso podría se demócrata, de no resultar este presagio, la mayoría republicana que hoy lo controla, no cambiará su posición contraria a las iniciativas del presidente durante el segundo término.