Después de la segunda guerra mundial, nuestra nación, en la cual decidí quedarme pese a lo que había sucedido, creó un grupo multidisciplinario de científicos e investigadores para además de auxiliar en la reconstrucción de nuestro destruido país, estudiar e identificar las debilidades y fortalezas de otros países, para de esa manera aprovechar lo mejor de cada nación e integrarlo en la reconstrucción del mismo o incluir métodos y costumbres para el mejor desarrollo de nuestra abatida sociedad. Y fue en ese ejercicio de investigación que descubrimos que había una nación que fácilmente podía superar a la nuestra o a cualquier otra en todos los aspectos, el pueblo mexicano.
Esas fueron las palabras que usó un anciano alemán, que se sentaba junto a nosotros, durante un viaje hacia su nación, nosotros, un par de compañeros de trabajo y yo, al escuchar estas palabras y viendo lo mal que andaban las cosas en nuestro país, eran mediados de los 90´s, no hicimos más que mirarlo con incredulidad pensando que no eran más que las palabras de un extranjero, como muchos que quieren ser amables con nosotros, pero continuó – lo único que nunca entendimos era, qué pasaba con ustedes, su nación es como un gigante dormido, algo les sucedió en el proceso de desarrollo que los sumió en un letargo del cual no han despertado, pero todos esperamos que en algún momento eso sucederá y cuando así sea, su país hará mucho ruido en el mundo, se convertirá en potencia y será ejemplo para el resto.
Dicho esto, se descubrió la manga de la camisa para mostrarnos unos números tatuados en su antebrazo y nos dijo –yo soy un sobreviviente, y eso te hace fuerte, su raza es producto de razas sobrevivientes, y eso los hace únicos.
Y hoy, el gigante despertó un instante, hoy se notó como nuestra nación puede ser una entidad que trabaje al unísono para hacer cosas portentosas cuando se lo proponga.
El mundo ve hoy con admiración a un país que ante la adversidad se levanta y sin darse el tiempo para llorar se pone a trabajar como una unidad en la recuperación de lo perdido y en el auxilio de sus caídos. No creo hayamos sido pocos los seres humanos que con lágrimas en los ojos veíamos a ese grupo de gente que con incansable afán luchaba contra un enemigo invisible que quería arrebatarle la vida de sus hermanos, las imágenes de lucha desesperada por encontrar sobrevivientes, de la coordinación de esfuerzos por salvar vidas, del trabajo en equipo por dar alimento, calor y cariño al desvalido y al rescatista avasallaron nuestros corazones y nos demostraban que somos una nación de hermanos.
Ojalá sean estos movimientos, o llamados, de nuestra madre tierra, los que hagan despertar por completo al gigante, esperemos sea esto suficiente para darnos cuenta que unidos podemos mucho y que sepamos identificar quienes son los que nos quieren mantener dormidos, es momento de que el gigante se desprenda de esos que lo adormecen y lo mantienen en ese estado de estupor, esperemos no haya sido esto solo despertar de un momento para volver a caer víctima del sueño, o pesadilla, que tiene parado a nuestro país.
Porque algo nos debe quedar muy claro, esa unidad que estamos viendo está formada por personas que seguramente no se conocen entre sí, y que probablemente no lo hagan nunca, pero que sin importar a que grupo pertenezcan, como mexicanos brincaron a socorrer a sus hermanos en la desgracia.
Vaya un pequeño homenaje a esa multitud de hermanos que hoy me confirman que aquel viejo alemán tenía razón, somos un gigante, que ojalá ya esté despertando.
Quiero dejar constancia de un grupo de personas que desde distintos medios y ciudades, o valga la analogía, con distintos tipos de mazos, han aportado para ayudar en lo que pueden a sus hermanos.
Sé que mi lista es corta a comparación de los miles que están auxiliando, solo quise dejar claro que no es gente de otro planeta la que está luchando por ayudar, sino mexicanos, o extranjeros, con nombres y apellidos; por eso te invito a que en los comentarios anotes los nombres de esos héroes que tú conoces y que sabes han estado auxiliando.
* Cuantas bocas han callado con su entrega los tan incomprendidos millenials y esos mal llamados “ninis”, no es que ni estudien ni trabajen, hoy nos están demostrando que lo que pasa es que ni los entendemos ni los aprovechamos, pero valen más que muchos de aquellos que los critican. Simplemente son una nueva raza, por eso no se adaptan, por eso se revelan, ellos ya no pertenecen a las generaciones de humanos que hacen labores sin sentido, ellos pertenecen a la nueva humanidad, una que trabajará por un bien común por cosas con auténtico valor, y no para enriquecer a unos cuantos; en realidad los “ninis” son nuestros gobernantes, que “ni” ayudan “ni” dejan ayudar.
Ya no duermas, ¡GIGANTE!