Claudia Rodríguez
Claro que la derecha y los conservadores en este país están muy enojados por los pasos que da este nuevo Gobierno para otorgarle verdaderos derechos de representatividad y decisión a los gobernados, desenmascarando que la democracia sólo se ejerce como votante, el día de las elecciones.
Por sexenios la cúpula nacional trabajó arduamente con la consigna de restarnos no sólo oportunidades y nuestro derecho a decidir sobre el camino de la nación, y hasta el propio sufragio lo manipularon con dádivas y amenazas.
Más allá de las vías ya establecidas de participación ciudadana para elegir a los gobernantes y legisladores, urgen otras vías legítimas por las cuales el pueblo también haga oírse, sea escuchado y además se le presenten resultados.
Quienes ahora nos gobiernan, más allá del presidente Andrés Manuel López Obrador, deben entender que no son dueños absolutos del poder, que el propio artículo 39 de nuestra Carta Magna, señala: La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
El que el poder público dimane del pueblo, reafirma exactamente que el poder nació en nosotros y sí se ejerce, es para el beneficio de todos, no de quienes ven en el ejercicio de detentar el poder, un botín personal o de grupo.
Debemos entender que nos hicieron creer que es la autoridad la que detenta el mando y que en realidad nos lo arrebataron para convertirnos en votantes y contribuyentes amenazados y extorsionados.
El pueblo es el mandante, los gobernantes apenas los mandatarios.
Hoy es difícil creer que la autoridad pública se instituye en beneficio del pueblo, cuando se han realizado desvíos millonarios con el pretexto de programas y hasta infraestructura para los gobernados, con el resultado vil de enriquecimiento de cientos de políticos de todos los niveles, colores y sabores.
Ya basta de impunidad y de que la justicia nos excluya a nosotros de los beneficios y permita que los que se creen dueños de la nación y sus recursos, se les excluya de responsabilidades hasta jurídicas.
Prianistas y todo su coro de partidos a conveniencia, hoy están indignados de que el pueblo opina más allá de las urnas en control del mismo aparato gubernamental. Pero se encolerizan casi en su soledad y descontrol, porque se les hacía imposible que tras décadas de avasallarnos y pisotearnos, pudiéramos empezar a abrir los ojos.
Acta Divina… Senado no aprobará revocación de mandato, advierten panistas, priistas, perredistas y emecistas.
Para advertir… La opinión de peso siempre será la del pueblo y así se vio el 2 de julio del año anterior, más allá de filias y fobias partidistas.
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