Eduardo Sadot
El Foro celebrado en la cámara de diputados sobre las reformas del Poder Judicial, es una iniciativa plausible del poder legislativo, pero no deja de tener un tufo de mascarada, para disimular una decisión tomada desde el Poder Ejecutivo, como se dice en administración, solo con fines cosméticos, sorprendió la declaración del senador Monreal – siendo un jurista, además de académico de la división de estudios de posgrado de la facultad de derecho con grado de Doctor en Derecho – cuando en el fondo de su intervención, dejó ver que – como lo ordenó el presidente – la reforma va a gusto del presidente.
Esperábamos un pronunciamiento fundado en la sabiduría jurídica y no en sus compromisos partidistas o con el ejecutivo, pero comprendemos que así es la política y a Monreal no le ha resultado ser honesto y lo ha pagado con el desprecio del hombrecito de palacio, así que ya entendió.
Dime como hablas y te diré quién eres, todos los participantes exhibieron sus virtudes algunos, defectos y carencias otros, como sucede en los exámenes profesionales, no solo se exhiben los sustentantes, sirven para ver también y conocer el tamaño intelectual de los sinodales.
Hubo algunas intervenciones, que por señalar defectos, evidenciaron defectos de otros poderes como el legislativo y ejecutivo, así se observó de risa loca, cómo algunos pusieron en el banquillo de los acusados al Poder Judicial, cumpliendo con la consigna ordenada desde el Poder Ejecutivo, en su esmero hablando del Poder Judicial en sus discursos, sin darse cuenta raspaban también al Poder Ejecutivo y desde luego también al poder Legislativo, el evento se presta a sustituir en la versión estenográfica, el Poder Judicial por Poder Legislativo o Poder Ejecutivo, y se llevarían una gran sorpresa, pero su docilidad, su miopía – salvo en contadas excepciones – no vieron que en su crítica, apuntaban al ejecutivo y al legislativo, así, no les permitió ver las bolas bajas, contra los otros poderes, afortunadamente el ejecutivo tampoco lo entiende y si lo entiende, trae otros datos, que si lo entendiera, quién sabe cómo les iría.
Evidentemente los miembros del Poder Judicial saben la inutilidad de los diálogos, pero no asistir sería tanto, como dejar un espacio vacío, que el populismo substituiría y justificaría cínicamente. Y lo peor, no dejar constancia histórica para la posteridad de las aberraciones por las que transita México, es el equivalente a la desaparición de la Constitución alemana de Waimar.
Cuando afirmamos que “dime qué escribes y te diré quién eres” se evidenció inclusive en el evento, unos – los ignorantes y populistas – traían porra, que aplaudieron a la ignorancia, y callaban ante las ideas fuertemente estudiadas, porque no las entendían.
Uno a uno, en ese evento fueron exponiendo los documentos estudiados y escritos, se podía distinguir los que leyeron lo que les escribieron sus asesores, los que ni ese trabajo se tomaron e improvisaron y los que dedicaron tiempo y esfuerzo intelectual para su exposición, se pudo ver quienes aman a México y asumen su responsabilidad histórica y quienes solo alcanzan a obedecer por amor a su líder, que no a México y mucho menos a la patria.
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