Mauricio Carrera
Déjenme así, con estos restos de lluvia en la boca, con estas palabras que malabarean novelas, con este corazón que no quiere amargarse, con mi habitual fascinación por la belleza de las mujeres, con el misterio de tener una luna eterna en mi tonto romanticismo, con mis batallas contra las deudas cotidianas, con esta ilusión que aparta la bruma, el sollozo, e intenta amaestrar el fracaso, el insomnio, la nada.