Mauricio Carrera
Quisiera que alguien, tras leerme, dijera renací, me sacaste de la sala de espera, huí de la aburrida prisión, ahora puedo cruzar el infierno, vivir en una biblioteca o en la soledad sin asustarme; llevo tus frases como una coraza, me revelaste algo que ignoraba o escondía; al leerte sé que las palabras sirven para la ardua y misteriosa vida, que mi alma no ha caído en el lugar equivocado.