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Jo. ¿Que en Yucatán existe la discriminación racial… y quién sabe qué otras porquerías? Ja. Yo no lo sabía. Maaare, box, ¿qué es toda esa mierda de la discriminación, ja? Que por ser maya, que por ser “moreno”, que por ser mujer, que por ser maricón… que por ser gorda o gordo; ¡pues ya no comas! Que por ser moreno. Jo. ¡Yo quiero entonces blanquearme como Jacko! Sí, idiota, me estoy refiriendo, ¿pues a quién más?, a mi pobre Michael “negrito” Jackson. Ay, ¡lo que puede hacer el puto racismo! Pobre Jacko. Que en paz descanse. ¿Y yo qué? Pues acaba de tomarme una pastilla de complejo B. El dolor no me dejaba en paz.
Si no fuese porque la pastilla enseguida ha surtido su efecto, no estaría ahora mismo escribiendote, y menos con este brazo, que es donde ahora mismo me duele, ya sabes.
Toda esta basura de la discriminación lo he leído hoy en le periódico. Lo había comprado para solo ver qué tanto habían publicado sobre ese tal “Bob Dylan” Ese tipo que ha ganado ese estúpido premio nobel de literatura. ¡Patrañas! Y obvio que muchos imbéciles lo han celebrado, y otros muchos no tanto, que porque dicen que no se lo merecía.
No, ¡él no se lo merecía! Yo sí. Yo sí escribo, yo sí lucho, yo sí sufro… boo boo boo. ¡Patrañas! Antes de tomarme el complejo B, me sentía horrible, tritse y deprimido. ¿Qué es lo que le sucede a mi maldito cuerpo? Yo no lo sé. ¿Ves? Te lo dije. Siempre creí que todo esto solamente tenía que ver con mi nariz, con mi chingada y puta nariz. Y no sé qué hacer. Ahora estoy sobrio, el dolor y la presión no me torturan.
Y no sé qué pensar. Ayer había escrito un dizque poema, en donde decía que todo lo que yo quería era ganar ese estúpido premio nobel, sí, para solo obtener ese estúpido dinero, y solo darselo todo a mi madre. Ayer me sentía pésimo. Había llorado frente a la computadora, mientras escribía el seudo poema: A Dylan. Jo. Ahora mismo no lo sé. Creo que ya he superado “el shock” que desde siempre me causó el deshacer o mitigar un poco más de mi maldito dolor.
Cuando esto me sucedía, yo solamente me llenaba de ira y de rabia, y entonces comenzaba a llorar, por lo agresivo y cruel de mi dolor. Parecía yo un maldito bipolar, que pasaba de estar triste y deprimido, a eufórico y loco, en cuestión de segundos. ¿Por qué? ¡Por qué esta presión y pesadez aquí en todo mi cuerpo…! Ahora solo mirame. Otra vez he vuelto al camino, sí, una vez más, después de días en que me he sentido de lo peor, peor que un maldito zombi, o, o un espéctro que habita en Comála-méxico.
¿Discriminación racial en Yucatán? Jo. ¡Pero en qué mundo estaba esta señorita investigadora, que no se había dado cuenta de esto…! ¡En dónde chingados estaba que no se había dado cuenta de todo esto! Ja ja. La muy tonta no sabe que yo soy un maldito imbécil que nació ya sabiendo TODAS LAS CHINGADAS PORQUERÍAS DE ESTE ESTADO Y… Y DE TODO EL RESTO DE TODO ESTE CHINGADO TERRITORIO. Porque como mi Comála-México NO HAY DOS, ¡no señor! Y por lo tanto… Viva Comála-México, chingados… ¡Que viva el racismo! Seas negro, seas blanco, moreno o morenito; amarillo, como los chinos… ¡Qué más da! El mundo está loco y enfermo… igualito que yo, bueno, casi. Yo tengo un dolor, que ahora mismo he vuelto a disipar, UN POCO MÁS.
Pd. Esta es mi nueva libreta. Hoy he comenzado a escribir en ella. Tal vez y sea la última. 3:10p.m.